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    Los canallas (Les Salauds)
    Críticas
    4,5
    Imprescindible
    Los canallas (Les Salauds)

    Cuerpos y sugerencias

    por Quim Casas

    Cineasta del cuerpo, del gesto y del instinto, pero también de la palabra, de la elipsis y de la sugerencia (es decir, la cineasta total), Claire Denis se acerca en su último filme al universo de William Faulkner, concretamente el de la desgarrada novela "Santuario", invocándolo más que evocándolo a través de citas, referencias y situaciones intercambiables con las que ella narra con la desnudez frontal y la sensualidad esquiva acostumbradas.

    Los canallas (Les Salauds) vuelve a tener como protagonista a un marinero, la gran profesión, el gran territorio masculino en la directora de Beau travail, que en esta ocasión regresa a tierra firme, a un París mortecino, porque han acontecido una serie de acontecimientos dolorosos en su familia. Un hombre de negocios tan inquietante como en uno de los relatos de complots de Jacques Rivette –a quien Denis filmó, no por azar, en una de las entregas de la serie Cinéma, de notre temps–, parece estar detrás de los hechos, y esa es la razón por la que el marinero en tierra, Vincent Lindon, alquila un apartamento en la misma casa donde vive el magnate junto a su joven esposa, Chiara Mastroianni, y su hijo.

    La casa entre los árboles de la novela de Faulkner se transforma aquí en una casa entre la bruma parisina, pero no cambia la violación de una joven mediante una mazorca de maíz. Una sexualidad recóndita, avivada por el fuego entre seductor y enfermizo de la música de Tindersticks en su enésima colaboración con la realizadora –como ya ocurría en Trouble Every Day, la película de Denis sobre el canibalismo posmoderno–, despega en los pasajes finales del filme mientras antes, en el proceso de seducción entre Lindon y Mastroianni, hemos apercibido el fulgor del deseo y de los primeros roces como pocos cineastas filman hoy en día.

    Película de cuerpos (gloriosos o mancillados, vivos o sangrantes), cierto, pero también de elipsis y fuera de campo: la caída de un hombre desde la ventana de su casa hasta la calle es solo sugerida mientras que la mirada de un personaje hacia el espacio que hace poco habitaba otro personaje nos lo dice todo sobre lo que ha pasado y lo que pasará.

    A favor: la destilación de sensualidad y sexualidad, el trabajo actoral, la sencillez de la densidad.

    En contra: que de la docena de filmes realizados por Denis, esta sea solo el segundo que se estrena en España.

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