Un emocionante viaje que se cuece lento.
Había una vez, en una galaxia muy lejana (no, no hablo de la Guerra de las Galaxias) un planeta científicamente avanzado, llamado Kryptón, estaba al borde de la destrucción debido a problemas en su núcleo. El científico más renombrado de dicho planeta, llamado Jor-El (Russell Crowe) ideó junto con su esposa Lara (Ayelet Zurer) la forma de lograr que su único hijo sobreviviera y se desarrollara en un planeta llamado Tierra, que por cierto le otorgaría poderes extraordinarios. Pero este pequeño, que eventualmente se daría a conocer al mundo como Superman, no sería del todo bien recibido en su "nuevo" hogar, dada su esencia: un extraterrestre. Pero eso no fue todo: al descubrir su origen, personajes de su pasado (General Zod y compañía) aparecen en su presente causando una destrucción descomunal y provocando que el mundo los tema. Ésta, en un plano superficial, es la trama de El Hombre de Acero (Dir. Snyder, 2013), misma que nos mostró un universo donde Superman era concebido de una forma sumamente realista pero también donde el significado de héroe, y más importante, del concepto de esperanza, adquiría un nuevo sentido.
La historia gráfica creada en 1938 por Jerry Siegel & Joe Shuster (originalmente la idea del Superhombre la concibieron en 1920) toma su lugar y esencia en la visión de Zack Snyder, brindándonos en la cinta pasada una continuidad bien merecida y una fidelidad -u homenaje mejor dicho- al personaje más famoso de las historietas, con la cantidad exacta de realismo, aventura y reflexión. Y así como con el filme protagonizado por Henry Cavill, aquí encontramos análisis importantes no sólo del personaje, sino de la humanidad entera, sólo que aquí Terrio y Snyder aprovechan para darles un enfoque nuevo. ¿Es que la humanidad es realmente un fragmento de todo un universo? ¿Acaso somos tan soberbios para pensar que somos los únicos? Algo importante que Goyer y Snyder nos mostraron en la cinta pasada y que aquí recogen con mayor ahínco es el verdadero mensaje detrás del origen de Superman: como humanidad, como pueblo, necesitamos mirar más allá y reconocer que no hacemos mucho por nuestro planeta, el cual tiene una fecha de caducidad y, como dijo Jor-El "no necesariamente podríamos cometer los mismos errores que los kriptonianos, no con una guía". Esto es vital para entender el porqué de la "s". No sólo hablamos de una indiscutible alegoría religiosa, ni siquiera política, segmento en el cual se desarrolló la película pasada, sino que hablamos de una advertencia ecológica (puede sonar raro, pero va implícito).
Ante los devastadores hechos ocurridos en El Hombre de Acero, tanto Batman (Ben Affleck) como Lex Luthor (Jesse Eisenberg) temen por la humanidad ante un Dios sin supervisión. Sí, de acuerdo. El tono realista se mantiene, aunque lo cierto es que el aditivo de fantasía resultó en un acierto interesante. Sobre los mensajes, son claros y el director los enfocó con maestría. Lo segundo más importante es el tratamiento del tema: lo que en los 4 avances parecía ser una cinta cargada de personajes a tal punto que provocó consternación por temor a que Snyder no supiera liderar y llevar a buen puerto la historia, termina por ser algo emocionante y con pistas por doquier, como un rompecabezas que va develando paulatinamente sus piezas, pero con tal pasión y destreza que todo el equipo se mantiene a flote. Fue inteligente, ciertamente, que Snyder se apoyara de los elementos negativos para fortalecer el argumento de la historia, que más que sólo quedarse en una premisa elemental, da la impresión de que será el argumento de fondo para el Universo Extendido de DC Cómics. Es algo curioso y atractivo a la vez: cómo sacó jugo de algo negativo, vigorizando la película y otorgándole una atmósfera de tintes reales que no pierden la profundidad de su análisis sociológico, pero simultáneamente cubriéndola de referencias a las historias gráficas que todos amamos. Es aquí donde encontramos referencias a no menos de seis historias famosas para los amantes de cómics.
En el renglón de las actuaciones, Henry Cavill hace un buen papel como Superman. El problema que le encuentro en ocasiones es que no muestra el coraje del personaje, lo siento "elemental" en sus emociones, y es preocupante, ya que era un problema desde la película pasada. Entonces ¿problema de dirección, guión...o actuación? Snyder, esfuérzate más. Lejos de esto, no concibo a nadie más para el personaje. En lo que respecta al Caballero Oscuro, pues Ben Affleck lo hace bien. Se separa de lo hecho por Christian Bale, sí, pero no trasciende a un punto en el que se pueda decir que es el "definitivo". Conforme la cinta avanza queda claro que la versión de Batman de Snyder encaja mejor que si el universo de Nolan se hubiera mantenido, al menos más directamente ya que aquí éste último funge como productor ejecutivo. Y quien en sus escenas se roba la atención definitivamente es Gal Gadot con su Mujer Maravilla. ¡Verdaderamente sorprendente! Tengo que confesar que tenía mis reservas en su elección para el personaje, específicamente por la caracterización, así que llegó en un momento en que dije "Bueno, a ver qué tal actúa". De maravilla. Lo que los avances señalaban como una presencia continua en la cinta, al final terminó siendo poco más que un cameo, pero uno ingeniosamente utilizado. Y, en esta misma línea, cada uno de los actores en segundos y tercer planos cumplen correctamente su cometido, desde Jeremy Irons con un Alfred empático; una guapa y compasiva Amy Adams con su Luisa Lane, Diane Lane que funciona como el factor nostálgico y guía moral de Clark, hasta Joe Morton (¿alguien recuerda al científico de la segunda temporada de Smallville?), Jason Momoa, Ezra Miller, entre otros. La cinta, en este sentido, parecía que iba a saturarse, pero el hábil guión de Chris Terrio y -lamentablemente- de Goyer se las ingenia para no atiborrar y sí emocionar al público con las escenas que se nos van presentando. Punto extra para la banda sonora de Hans Zimmer y Junkie XL, y si recordamos la inserción musical durante la aparición de Diana Prince ¡MAGNÍFICO!
Cada una de las actuaciones y elementos narrativos que encontramos cumple (guión, actuaciones, dirección, edición -en términos generales claro-, música, efectos visuales) toman su paso y lugar y se van introduciendo como ingredientes en un pastel listo para disfrutarse. Quizá, sí, Eissenberg exageró un poco, pero su demencia es parte del personaje y rinde homenaje al villano más icónico del mundo de Superman. Ahora bien, creo que el ritmo fue el adecuado al tratarse de una cinta que se toma sus respiros hacia un desenlace prometedor que termina en más pistas a futuro. A diferencia del filme anterior, aquí Snyder corrige la consecución de los eventos que narra, pero eso sí: sus secuencias son largas, dejándonos con la sensación de "poco contenido", de que tenemos una historia rudimentaria sin mucho alrededor. Es entonces prudente hablar de la edición: si todo hubiera sido acortado, habríamos disfrutado la pelea entre gladiadores a finales del primer acto, pero la vicisitud narrativa (o sea, la alternancia entre lo que pasa con Clark y Luisa; Bruno y Diana; Luthor y la Senadora) se corta en el momento justo y nos lleva, con una claridad moderna y una estética al estilo de cintas de espionaje de los noventas, a través de un viaje que sólo interesa más.
Hábil realizador de películas de fantasía, particularmente en el aspecto visual (lo reconocemos muchos), Zack Snyder, contrario a la opinión mayoritaria, sabe cómo construir una historia y más si se trata de una basada en cómics. Pues gracias a su visión disfrutamos de varios de los clásicos elementos en la mitología del Hombre de Acero, deleitándonos con escenas mejor aprovechadas que en El Hombre de Acero. A este director se le nota la pasión y ello contribuye a que sepa explotar el talento de su equipo. La esperada pelea entre Batman y Superman cumple, es cierto, pero lamentablemente, la gran mayoría de las escenas que vemos ya habían sido mostradas en los avances, y por ello se agradece que lo más importante haya sido guardado para la proyección en salas de cine. Todo tiene un porqué y Snyder juega con astucia sus cartas. Las múltiples referencias y cameos son interesantes, rodean del misterio necesario la película inicial en este universo creciente. Sí, se titula Batman v(s) Superman: El origen de la justicia, sí, tenemos momentos con ellos, e incluso la batalla contra Doomsday es formidable en su ejecución, pero un poco corta, quedando a deber más acción... Viendo la película como un producto ya materializado, efectivamente funciona mucho como el preludio a la Liga de la Justicia, y aquí radica otro de sus aciertos: no desperdicia los avisos de lo que viene ni tampoco se estanca en los acontecimientos del momento. Sí, hay sorpresas y una que otra decepción, pero sin duda es un viaje prometedor.
¿Es emocionante? Sí, ¿es divertida? ¡Por supuesto! ¿Cumple con lo que prometió? Desde luego, ahora queda esperar al próximo año lo que DC y WB nos traerán. ¡A luchar por la justicia!