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    El médico alemán
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    El médico alemán

    Perversiones nazis

    por Paula Arantzazu Ruiz

    "Nada es más misterioso que la sangre" le dice en un momento de la película el temible Josef Mengele (interpretado por Álex Brendemühl) a la púber Lillith (Florencia Bado) en El médico alemán, fabulación a cargo de Lucía Puenzo sobre la estancia en Argentina del llamado 'ángel de la muerte' nazi, el infame doctor que ha pasado a la posteridad por sus no menos infames experimentos humanos durante la Segunda Guerra Mundial. Esa sentencia podría interpretarse como una perversa derivación, teniendo en cuenta de qué boca salen esas palabras, de la misteriosa máxima de Spinoza que celebra que "Nadie hasta ahora ha determinado lo que puede un cuerpo". "No existe imagen del cuerpo sin imaginación de su apertura", dirá George Didi-Huberman pensando en el inquietante Marques de Sade, conduciendo al extremo esa idea de Spinoza que casi parece definir el pensamiento del propio Mengele. Cuerpos, aberturas, transgresión.

    Muy sabiamente, en El médico alemán Puenzo retrata a Mengele siempre junto a un cuaderno de notas en el que escribirá sobre la familia de Lillith y, peor aún, dibujará sus cuerpos, el interior de los organismos para imaginarlos cosificados, enteros a su disposición. Nada más perturbador que despellejen la propia imagen de uno. Piénsenlo bien. Y es en este fértil y siniestro terreno donde Puenzo y su película ganan puntos. A ello, además, ayuda un magnífico diseño de producción (la hostería donde ocurre gran parte del filme es impresionante), que suple algunas carencias en las interpretaciones. Y es que el trabajo de Brendemühl todavía había podido dar algo más de sí, ya que no todos los días uno recibe el encargo de llevar a la pantalla a un especímen como el doctor Mengele. Con todo, su caracterizacion es correcta.

    Puenzo, no obstante, abre en el largometraje demasiadas subtramas (el despertar sexual de la adolescente protagonista, la relación comercial del patriarca con Mengele, el colegio alemán y ex nazi donde ahora estudia Lillith, la persecución de los nazis por parte del Mossad) que pretenden concluir (y no lo consigue). En concreto, una muy importante: aquella que se encarga de la inquietante relación entre Mengele y Lillith; relacion que queda interrumpida al espectador, sin saber dónde encaja en el imaginario de la chica esa extraña fascinación por el doctor que a lo largo de la pelicula ha manejado su cuerpo a su voluntad.

    A favor: La historia. Los nazis siempre serán un tenebroso enigma.

    En contra: La banda sonora. ¿A quién se le ocurrió un riff de guitarra eléctrica en crescendo para coronar el final de la película? Pelos de punta. Para mal, claro.

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