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    El caso Heineken
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    El caso Heineken

    Secuestro imperfecto

    por Suso Aira

    Seguramente había muchas otras maneras de llevar al cine uno de esos pequeños hitos dentro de la crónica criminal europea como fue el rapto del magnate holandés Heineken. Una de ellas fue la holandesa, del 2011, El secuestro Heineken, con un estelar Rutger Hauer en la piel del millonario hombre de negocios, una curiosa cinta que basculaba entre la fidedigna reconstrucción de los hechos y una más que bienvenida lectura social en el retrato del choque entre secuestradores y víctima, todo un teatro del mundo… de la lucha de clases. La opción que ha tomado el hermano menos talentoso de los suecos Alfredson (el de los dos menos afortunados y televisivos Millenium, no el de Déjame entrar o El topo) es una que no toma nunca ningún riesgo, que no entra en metáforas y que va a lo seguro.

    Lo seguro le viene dado al director por las características de esta coproducción europea (Gran Bretaña, Holanda, Bélgica…), por su holgado presupuesto y por la concurrencia de un peso pesado como sir Anthony Hopkins para encarnar al ínclito Heineken. Alfredson es incapaz de dirigir a Hopkins, y eso se nota: el actor campa a sus anchas y a su bola durante todo el metraje, lo que no implica que haga una mala interpretación, pero sí que demuestra que si atas corto a Hopkins te va a hacer los numeritos Hopkins de siempre, sea cual sea el rol que le haya tocado. Pero el director sueco es consciente de ello y prefiere centrarse en otros aspectos, allí donde sabe que su artesanal e impersonal manera de filmar y narrar no va a hallar impedimentos. De clásica narración, El caso Heineken no se sale nunca de los renglones preestablecidos de un guión sin sorpresas que no traiciona ni una coma del libro que escribiera el periodista Peter De Vries. Reconstruye el secuestro, sus preparativos, ejecución, desarrollo y conclusión con un rigor casi documental y didáctico. En esto recuerda a muchos de los thrillers políticos de los años 70, pero le falta mucho cine en sus venas para acercarse a, verbigracia, John Frankenheimer o Costa-Gavras. No obstante, lo que pierde en creatividad cinematográfica y dramática, lo gana la película en esa funcionalidad limpia y clara en la cual todo lo que pasa se entiende, todos los datos quedan explicados y cada personaje está descrito con bastante y apreciable economía de medios. Del lado, por supuesto, de esos delincuentes atribulados, El caso Heineken se sabe entretenimiento criminal basado en hechos reales, y por ese lado ni engaña ni defrauda.

    A favor: Jamás aburre y siempre se sigue muy bien.

    En contra: No posee nada de inventiva o de capacidad crítica.

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