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    Lobo
    Críticas
    3,5
    Buena
    Lobo

    Aventura al otro lado

    por Alberto Lechuga

    En 1983, el escritor franco-libanés Amin Maalouf publicó Las cruzadas vistas por los árabes, una suerte de ensayo histórico novelado que buscaba «contar la historia de las Cruzadas tal y como la vieron, vivieron y relataron en el "otro campo", en el lado árabe». El que fuera Premio Príncipe de Asturias de 2010 buscaba así desplazar el foco de atención al lado árabe del conflicto, normalmente relegado a mero elemento antagónico en la narrativa impuesta por la hegemonía católica que domina occidente. A mucha menor escala, la ópera prima del jordano-británico Naji Abu Nowar realiza una operación similar. La historia nos sitúa en el desierto jordano durante la Primera Guerra Mundial, en una época en la que Gran Bretaña se apoya en el nacionalismo árabe para impulsar la Rebelión Árabe, con la vista puesta en socabar al Imperio Otomano. En efecto, el mismo contexto del que se valía Lawrence de Arabia. Situado en los albores de ese levantamiento, podríamos leer Lobo como una especie de precuela a ras de duna del hito de aventuras firmado por David Lean, las vivencias desde el otro lado de los acontecimientos cinematográficos habituales, los que normalmente protagonizan soldados británicos que libran batallas exóticas y aguerridos árabes que se revelan frente a los bellacos turcos.

    La acción aquí en cambio la vemos a través de los ojos de Theeb (Lobo en árabe), un joven beduino al que acompañaremos en la cotidianidad de los usos y costumbres de la tribu nómada de los Howeitat, a la que pertenece. Porque Lobo también es la aventura de un cineasta en busca de la verdad de su película, del reflejo veraz y digno del pueblo beduino al que quiere ceder el protagonismo: Naji Abu Nowar y su guionista, Bassel Gandhour, se desplazaron hasta el desierto del Wadi Rum, donde transcurre la historia, para convivir durante un año con la comunidad local del poblado del Shakrieh. En plena inmersión en el estilo de vida de los beduinos, deciden además que nadie mejor que los propios moradores del poblado para dar vida en pantalla a sus antecesores. De este modo, y de manera significativa, el único actor profesional de la película acabará siendo el único elemento foráneo, el rubio soldado británico.

    Con esas mimbres, Abu Nowar se vale del aliento de la aventura clásica para hilar una suerte de "western beduino" siguiendo la fórmula del viaje como relato coming of age de su protagonista. Theeb emprenderá sin saberlo un periplo iniciático cuando decida acompañar a su hermano Hussein en el guiaje del soldado británico hasta un pozo de agua en la antigua ruta de peregrinación a La Meca. En consonancia con su propuesta alternativa, los acontecimientos en Lobo se mantienen siempre apegados a la mirada asombrada del pequeño Theeb para, con pocos elementos, plantear una seductora historia de supervivencia elemental y épica lo-fi. Y aunque no todas las etapas del trayecto del pequeño héroe Theeb consiguen elevarse por encima de un ejercicio correcto del género, Lobo se mantiene siempre digna. Su apuesta alterna nos deja, al menos, un momento realmente memorable: la emboscada que ocupa el centro del relato, en la que bandidos y héroes se valdrán de la propia puesta en escena – la luz cegadora sobre el desierto, el posterior manto de la noche, la voz proyectada por los recovecos del cañón, la incertidumbre del fuera de campo, la relación espacial con el entorno.... - para plantear un duelo verdaderamente fascinante.

    Lo mejor: Cuando conjuga su épica particular

    Lo peor: Que no siempre saque todo el partido a la propuesta

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