Sé lo que hicisteis el último verano
Críticas
3,0
Entretenida
Sé lo que hicisteis el último verano

La nostalgia está sobrevalorada

por Tomás Andrés Guerrero

"La nostalgia está sobrevalorada", se burla Julie James (Jennifer Love Hewitt) durante el clímax de Se lo que hicisteis el último verano, la secuela/'reboot' del 'slasher' de 1997 dirigido por Jennifer Kaytin Robinson. Sin embargo, por muy cierto que parezca este sentimiento en el panorama cinematográfico actual, repleto de 'remakes' estériles, se queda corto después de los aproximadamente 90 minutos previos de la película, en los que reaparecen personajes para ayudar a derrotar a un asesino que se asemeja inquietantemente a uno que los atacó en su ciudad natal 28 años atrás.

Afortunadamente, frase no se extiende al resto de la película de Jennifer Kaytin Robinson, que combina el suspense serio con un humor autoconsciente, una estrategia de "tenerlo todo" que se resume en la cita de esta heroína de los 90 encarnada por Love Hewitt. La respuesta, resulta ser, es este sorprendentemente y sólido refrito 'slasher' veraniego. Esta versión vuelve a mostrar a un grupo de chicos no muy brillantes, que sin querer causan la muerte de una persona inocente. Tras aceptar encubrirlo, sus acciones se vuelven en su contra, literalmente, bajo la apariencia de un asesino demente, vestido con el clásico chubasquero y el garfio.

Han pasado casi tres décadas desde el trágico verano de 1997, cuando Julie y sus amigos fueron perseguidos por el hombre al que creían haber asesinado. Esa horrible historia ha sido borrada de internet (y de la conciencia pública) por el magnate inmobiliario Gary (Billy Campbell), quien ha transformado el pueblo pesquero de Southport, en Carolina del Norte, en un enclave lujoso. De sus numerosos residentes adinerados, el filme se centra en un grupo de amigos que celebran el compromiso de Danica (Madelyn Cline) con Teddy (Tyriq Withers), el hijo de Gary. Durante el transcurso de esa lujosa fiesta, Ava (Chase Sui Wonders) y Milo (Jonah Hauer-King) el cuarteto invita a Stevie (Sarah Pidgeon), quien perdió contacto con la pandilla después de sufrir una desgracia personal que le impidió asistir a la universidad, a unirse a ellos en un viaje para ver los fuegos artificiales del 4 de julio en su lugar favorito: el camino que rodea el océano y fue el lugar de la desgracia de Julie en 1997. En ese lugar vuelve a empezar la pesadilla.

Con el tiempo, Ava decide pedir consejo a los que pasaron por algo similar. Julie James, que ha sobrevivido no a una, sino a dos situaciones de peligro extremo y seguro que tiene algún consejo. Una vez que Ava le explica que un maníaco está convirtiendo a sus amigos en carnaza. A estas alturas de la película, ya es evidente que la directora Jennifer Kaytin Robinson no se conforma con pasar por el aro. Es una película que toca todos los palos necesarios, pero lo hace de una forma correcta. Robinson coescribió el guión con el periodista Sam Lansky, que al parecer fue el guionista fantasma de las memorias de Britney Spears, y todo en ella grita "sí, somos muy conscientes de que esto es estúpido, pero vamos a intentar divertirnos un poco".

Podríamos definir esta secuela/'reboot' como una obra de autor, algo que no podía decirse de la original. No hay nada particularmente novedoso en la mezcla de antes y ahora de la película, aunque, afortunadamente, no se vuelve tan 'meta' como las recientes entregas de Scream, optando por realizar sus movimientos de imitación con una reverencia juguetona.

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