A la hora de analizar la historia de la compañía Disney el año 2013 quedará establecido, de forma similar a lo que ocurrirá con 2019, como un marco definitorio de su poder y hegemonía. Poco antes de que se estrenara la inicial, la Casa del Ratón se había hecho con el control de Lucasfilm, sumándolo a otras lucrativas propiedades como Marvel y Pixar, y encontrando en el estupendo filme de Jennifer Lee y Chris Buck una forma de sacar músculo creativo entre tanto baile financiero. Enarbolando, además, una voluntad de compromiso y revisión. Frozen, por tanto, no venía sólo a disparar la nueva edad dorada de la compañía con su monumental éxito en taquilla y su extenuante 'Let it Go'; también pretendía, al igual que la primera Maléfica hizo un año después, mostrar que estaba en sintonía con los tiempos y las sensibilidades actuales para, al mismo tiempo, plegarlos a su voluntad y convencerlos
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