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    Manual de un tacaño
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Manual de un tacaño

    Reinventando a Louis de Funès

    por Marcos Gandía

    Toda una institución en la comedia teatral y, sobre todo, cinematográfica francesas, Louis de Funès no sintió nunca la necesidad de ser rescatado por alguno de los directores serios que tomaron el control del cine respetable tras la eclosión de la nouvelle vague.

    Rey de las taquillas y de aquellos productos populares firmados por artesanos tan denostados desde publicaciones como Cahiers de Cinéma como Edouard Molinaro, Claude Zidi o Gérard Oury, el histriónico caricato galo ha tenido que esperar hasta el siglo XXI para ser tomado en serio por esa nueva comedia francesa que intenta desesperadamente clonar a la de los años 50, 60, 70 y 80. Manual de un tacaño, con todo, no es la reivindicación de un autor como Fred Cavayé, hasta ahora un entonado especialista en el thriller más eléctrico (recuerden la estupenda Cuenta atrás) que sí que aportaba elementos nuevos a otro género tan genuinamente francés como el polar (la serie B USA, Don Siegel, Michael Mann…). No, esta comedia que funciona como un metrónomo en su primera mitad (más tarde se deja domesticar por el sentimentalismo inherente a la romcom y derivados) tiene a alguien que sí que entiende a la fallecida estrella de Las locas aventuras de rabbi Jacob o La gran juerga: Dany Boon. Boon, que asimismo es director (algo que a De Funès le obsesionó, siendo de hecho el verdadero firmante en la sombra de algún que otro título) y guionista (Bienvenidos al norte le situó en la cima, siendo éste un film copiado y recopiado en infinitas cinematografías cómicas) le rinde un homenaje completo al icónico humorista. A pesar de que pueda parecer que Boon es menos exagerado en su gestualidad que el recordado protagonista de Muslo o pechuga, en realidad se pasa toda la introducción de Manual de un tacaño (la mejor y más conseguida parte del metraje) en un modo muy desmadrado y completamente defunesesco: cicatero, gruñón, egoísta, insolidario, despreciable… y avaro. Si en la en España inédita en salas (no en DVD o en las televisiones) Supercondríaco ya se aproximaba Dany Boon al personaje extremo y con tics de De Funès de inspiración clásica (Molière y El enfermo imaginario), aquí no esconde jamás que El avaro, el texto teatral inmortal que tanto en escena como en la gran pantalla interpretara su compatriota y colega, es el gran referente. Puesto al día de la sociedad consumista (y en crisis), pero reflejo de un arquetipo con siglos de eficacia probada. La llegada del amor, de una hija inesperada y de ciertas (malas) formas de la comedia romántica y familiar resta acidez a la película. Sin embargo, cuando se dedica a mostrar las artimañas del tacaño personaje, entonces sí que estamos ante una obra mayor que Louis de Funès habría jaleado a su inimitable manera.

    A favor: Todo el catálogo de racanerías del personaje principal.

    En contra: acaba volviéndose blandita y acomodaticia.

     

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