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"Que bueno es tener amigos", esta frase de uno de los personajes más entrañables de la película, es lo que sentido al verla. Como los buenos amigos, que pasar el tiempo sin verlos pero sabes que van a estar ahí para lo que necesites y para siempre, James Gunn ha vuelto tras un tiempo de decisiones cuestionables de la compañía del ratón y un futuro muy prometedor en la competencia para despedirse de los personajes desconocidos que con su maestría convirtió en iconos de la cultura popular con su mejor largometraje hasta la fecha.
Los buenos amigos cuando los vuelves a ver siempre son capaces de mostrarte la luz a pesar de los adversos momentos en los que te encuentres y es que James Gunn, que tras una nueva etapa del MCU llena de polémicas e incertidumbres por producciones cuestionables tanto en su calidad como en cantidad, ha conseguido devolver a la franquicia el espíritu lúdico que impregnaba a los fans con una película que une humor, acción y, sobretodo, corazón, aquello que caracterizaba desde la primera entrega.
Sin embargo, cuando no ves a un amigo desde hace mucho tiempo ves en el cosas que han cambiado fruto del devenir de los años. Como las grandes películas, todos y cada uno los personajes tienen un arco dentro de la propia historia así como un broche de oro para todo su recorrido a lo largo la franquicia, sientes que tu como espectador que te sentaste en una butaca en 2014 y vistes a estos carismáticos personajes, has crecido con ellos y al igual que ellos. Groot, Rocket, Quill y compañía no son iguales desde que despegaron en su viaje, han cambiado han crecido y vemos como situaciones que les han ocurrido ellos en el devenir de la historia también nos han ocurrido en nuestras historias. Todo ello con un sentimiento de despedida totalmente satisfactorio como cuando le dices adiós a tu amigo.
Además cuando ves a un viejo amigo, notas el paso del tiempo y tanto él como tu ya no sois los mismos, habéis s crecido como personas. Y el propio James Gunn, es conocedor de ello y refleja una mayor madurez tanto en la propuesta que ofrece haciendose notar en la cinematografía más oscura con respecto al deleite cromático de las anteriores entregas, así como el empleo de nuevos recursos de cámara que ha ido cosechando a lo largo de su carrera y los pone de manifiesto con un virtuosismo exquisito, así como el característico empleo de la música que acompaña de la mano a la historia y la hace crecer emocionalmente con una mayor delicadeza. Pero sobre todo lo hace presente en el reparto totalmente implicado con sus actuaciones más dramáticas abordando temas tan mundanos como profundos desde la superación a través de la adicción, el luto y la enfermedad, sin dejar de lado el humor característico que está introducido en los momentos con total precisión y escenas de acción perfectamente ejecutadas donde cada personaje tiene su momento, permitiendo el conjunto crear una narrativa audaz y llena de dinamismo.
En estas ocasiones es tiempo de rememorar hazañas y tiempos pasados que provocan ese placer nostálgico por el disfrute de esos momentos. Este filme lo hace a la perfección desde dos puntos de vista. El primero desde la aparición de elementos y personajes que han aparecido a lo largo de la saga así como momentos de acción y comedia que forman una zona de confort y que no solo sirven para eso sino que construye sobre ellos durante toda la narración. Y segundo desde el homenaje a directores y película que han hecho crecer este género (en ocasiones denostado) y que es la puerta hacia la libertad que te otorga la imaginación: desde Cronenberg con ese planeta de carne, pasando por 2001 con esos trajes espaciales así como el empleo de movimientos de cámara circulares, hasta el planeta de los simios y Star Trek aportando ese espíritu aventurero a lo desconocido y la fascinación por algo nuevo, creando un ejercicio metalingüístico sutil pero efectivo. Todo ello provoca no solo un deleite visual sino y un disfrute para el espectador en el que se siente cómodo pero a la vez fascinado por crecer y construir sobre lo establecido.
Además, son esos pequeños ratos en los que estás a solas con tu amigo y abre sus entrañas y su corazón. Aquí el director ha expresado inquietudes que nunca antes se ha atrevido a mostrar, desde du espiritualidad hasta su pensamiento social actual. Por un lado, la película está llena de referencias artísticas y temáticas a la cristiandad, desde La piedad hasta La creación de Adan de Miguel Ángel en el personaje de Will Poulter (no siendo casualidad) hasta la divinidad reflejada en el personaje de Chukwudi Iwuji, haciéndose notar una crítica voraz a los radicalismos religiosos que conllevan a la autodestrucción. Además, el filme está lleno de pasajes como el gran diluvio y el arca de Noe, englobando un subtexto profundamente animalista y ecológico donde incendia el púlpito en el que se ha subido la raza humana más allá de la moralidad de nuestros actos sin cuestionarnos, violando la inocencia de los de abajo.
Por otro lado, manifiesta el descontento hacia la triste actitud en el que impera la superficialidad en la sociedad en la que nos encontramos retroalimentada por las nuevas tecnologías, a pesar que vivimos en la época más globalizada de la humanidad. Y es que el largometraje nos ofrece esa lectura (donde el autor como cualquier artista dueño y señor de su obra lo sabe) que en ocasiones no queremos aceptar, en la que la perfección no existe, todos tenemos un pasado, todos cometemos fallos pero que dejando nuestros prejuicios a un lado podemos aportar nuestro granito de arena solo abriéndonos un poco, esto es algo que vemos con todos estos inadaptados a lo largo de esta historia.
Y como los grandes amigos, James Gunn con su plena autoría en su estilo, nos ha hecho el mejor de los regalos: salir de una sala de cine con la satisfacción de ver una gran historia y reflejarse en una sonrisa. "Que bueno es tener amigos".