La sirenita es una de las películas más polémicas y que más controversia ha generado en mucho tiempo. Se convirtió en una bomba mediática por razones absurdas, pero que busca detonar profundamente a las nuevas generaciones y se convirtió en la apuesta más arriesgada de Disney hasta el momento. Todo apunta a que no será un fracaso financiero, aunque tampoco un éxito comercial. Sólo es un punto de quiebre para la compañía que creo Walt Disney, donde no gana ni pierde.
Halle Bailey se ganó dignamente el papel de la sirenita. Su voz y talento a demostrado ser de un encanto y conquista la pantalla, sin embargo, aún así, difícilmente ha logrado conquistar las taquillas.
La polémica no para. Sin adentrarnos al tema racial, que cabe la pena mencionarlo, es quizás la película más interracial de Disney en todo su casting.
Lo cierto es, que traspasar un clásico animado a carne y hueso no es una tarea sencilla, puesto que implementar características realistas a estos coloridos dibujos animados nunca generará la misma impresión ni aprobación, algo que le ha pasado a todas las películas live action de Disney. Es allí donde cabe la expresión “en gustos, se rompen géneros”.
Cada producción live action de Disney tiene sus variantes. En la película de Mulan (2020) optaron por hacer caso omiso de Mushu, porque era una tarea difícil darle una dimensión realista al personaje de un dragón. En este caso, La sirenita trae a la vida a Flounder y Sebastián, y como era de esperarse, se ha ganado diversas críticas negativas sobre la apariencia de estos personajes, aún así vale la pena decir que generan cierta simpatía, pero desde luego que no logran representar la caracterización adorable con la que se les conoció, y difícilmente alguno lo logrará en alguna película live action por obvias razones. Uno de los motivos por los cuales, mucha gente no son amante de este tipo de películas.
Otro punto negativo a considerar es la representación del océano. Tecnológicamente se nota el desafío que fue llevarlo acabo, pero eso no es lo que la gente va a apreciar en la película, en realidad, solamente quieren ver el bello fondo del mar, que se ve inmerso en la oscura apariencia, nuevamente realista, que le ha dado. Sin mucho color, y poca variedad de especies o fauna.
Quizás el diseño de producción se tomó muy en serio en traernos la versión más realista del mar. Algo que a muchos no los atrapó.
Los efectos visuales de CGI no nos muestran lo mejor que podría hacer Disney. En parte, se entiende que buscar el avance más moderno, como el que se puede ver en Avatar de James Cameron, que fácilmente triplica el presupuesto de la Sirenita, no sería una apuesta inteligente ante el riesgo que representaba tan sólo distribuirla en cadenas comerciales.
Para los amantes románticos de las películas clásicas de Disney, será la adaptación más inverosímil que se haya podido hacer. Para las nuevas generaciones o personas de mentes abiertas, es una película que vale la pena ver. La pregunta de si vale la pena hacer este tipo de películas, por un tema de no poder llevar acabo la fidelidad de los clásicos animados, difícilmente se podrá decir que lo vale si la taquilla no es buena.
En la parte musical, es una película muy fiel a su versión animada, con ligeros cambios en las canciones y con las voces originales, un detalle importante para la nostalgia. Aunque la película no destaca por sus números musicales, en realidad son pocos, y los mismos no destacan en lo visual o coreográfico.
Ante el entorno adverso, La sirenita logra en sus tres actos de forma contundente entretenernos, emocionarnos y hasta soltar alguna lágrima, como lo suele hacer el cine, porque es mágico. El final es lo más sobresaliente, cosa que muy pocas veces se puede ver en un live action de Disney, con resoluciones fáciles, este no es así.
La sirenita se puede ver con una mente de acero, o consumirla por las críticas injustas y muchas veces, racistas.