Li Xuelian y su marido Qin Yuhe organizan un falso divorcio para obtener un segundo apartamento. Pero seis meses más tarde, él se volverá a casar con otra mujer. Entonces Li, llena de ira, presenta una demanda que perderá, ya que en su momento cumplieron con todos los procedimientos legales. Además, Qin ahora la acusa de haber sido impura en su noche de bodas.
Dies años después, Li emprende un viaje a la capital durante el Congreso Nacional del Pueblo, con el objetivo de completar su absurdo periplo de una década por el hijo que no tuvo.
Feng Xiaogang (Aftershock,Personal Tailor) dirige este drama, que está protagonizado por Fan Bingbing (Sacrifice) y Zhang Jiayi (Un toque de violencia).
La Crítica de SensaCine
3,0
Entretenida
Yo no soy Madame Bovary
Sátira esteticista
por Paula Arantzazu Ruiz
En Yo no soy Madame Bovary, la ganadora de la Concha de oro a la Mejor película en el último Festival de San Sebastián, hay muchas cosas que se explican con profusión –tal vez en demasía– y otras que parecen un artificio caprichoso. Sobre esto último cabe detenerse obligatoriamente en la propuesta formal de la película de : tres formatos de pantalla distintos –un primero tipo de encuadre circular imita los antiguos grabados chinos; el segundo, un formato cuadrado, utilizado cuando la protagonista recala en Beijing; el tercero en formato anamórfico– que funcionan para describir espacios y tonos de la historia pero que, en última instancia, acaban constriñendo un relato que, por otra parte, se recrea en lo rocambolesco.
Tras un prólogo en el que Xiaogang explica la leyenda de quien se considera la Madame Bovary china, la película pronto presenta la historia de Li Xuelian (Fang Bingbing)