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    Júlia ist
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Júlia ist

    Una nueva vida

    por Quim Casas

    La variante del cine autobiográfico o confesional encuentra en Júlia ist, primer largometraje de Elena Martín, un nuevo modo de expresión. Martín ya participó, en calidad de actriz, en la experiencia de dirección colectiva Les amigues de l’Àgata (2015), realizada como trabajo de fin de carrera por cuatro alumnas de Comunicación Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Hay algo del estilo de aquella película que se ha traspasado a Júlia ist más alla de que Martín sea la protagonista de ambas. En este caso, la directora y actriz se filma a sí misma en una experiencia vivida en primera persona. Solo cambian los estudios (en la ficción es una estudiante de Arquitectura), pero no el contexto bien delimitado: un año de estudios Erasmus en la ciudad de Berlín. 

    Pero alejemos rápidamente de nuestra mente el lugar común, el cliché, del “relato Erasmus” concebido mayoritariamente por el cine con notorias excepciones como esta o Mi loco Erasmus, de Carlo Padial. Martín se pone delante y detrás de la cámara para evocar, ficcionar, reconstruir, recordar y quizás olvidar algunas de sus experiencias personales cuando, de un modo u otro, salió por primera vez del cascarón familiar, de la protección de su ciudad, sus ritos, su cotidianidad. 

    Todo fluye con la naturalidad que otorga su trabajo actoral, en un registro que mezcla el estadio de la ficción con la evidente confesionalidad en primera persona. Podemos saber, o solo intuir, que algunas de las cosas que le ocurren a Júlia le pasaron realmente a Elena. En el intersticio entre la verdad recreada y el documento de la ficción, entre lo vivido y lo que se pudo vivir y ahora queda impregnado por la naturalidad de una cámara, se asienta una película tan sincera como expeditiva con lo que muestra: la relación con el novio que dejó en Barcelona, y que ahora se le antoja a Júlia un cuerpo molesto en un nuevo ecosistema que tampoco acaba de comprender del todo (en la relación con su amante, con sus nuevos amigos, con sus compañeros de estudios), es un buen ejemplo de ello, así como la nostalgia que comienza a sentirse por unas vivencias breves que ya quedan atrás. 

    A favor: La naturalidad, la renuncia al cliché Erasmus.

    En contra: Que se vea solo como un filme confesional.

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