Por su película Matar a Dios (2017) el director Albert Pintó fue galardonado con el Premio del público en en Festival de Sitges.
La vivienda en la que tiene lugar la película se situa en la calle Malasaña 32, pero esa casa nunca ha existido porque la calle acaba en el número 30. El edificio que aparece en la película se encuentra realmente en la esquina de San Bernardino con la calle Dos Amigos.
El director Albert Pintó comenta que ha apostado por un reparto “que no estuviera formado por las caras de siempre”. El filme lo protagonizan Begoña Vargas, Iván Marcos, Bea Segura, Sergio Castellanos, y Javier Botet, que tal como bromea Pintó "por primera vez no hace de monstruo”.
Los guionistas de la película investigaron los casos reales que se habían producido en España durante la época de la Transición para plasmarlos en el guión. De hecho, el barrio de Malasaña protagonizó muchas portadas de sucesos y fue notable su aparición en las crónicas de la llamada 'España negra'.
Según explica el director Albert Pintó: “He intentado hacer una película donde el terror proceda de la pausa, del suspense. Soy fan de esas películas en las que el terror te cala los huesos, no te deja respirar. Además, quería que el miedo fuera diurno. Cuando hay luz piensas que estás seguro en tu casa, mientras tiendes la ropa, por ejemplo, y no siempre es así”.
Sobre la elección del icónico barrio madrileño de Malasaña, la guionista Gema R. Neira comenta: "Pensamos que es un barrio muy característico de España, que ha cambiado mucho durante todos estos años y que en los años 70 representaba muchas cosas de Madrid, como el tipo de edificio o las corralas. No era el mejor barrio del mundo, era un barrio obrero.
Según explican los productores del filme: "Encontramos una historia real que nos pareció que podría inspirar una gran película de terror. La historia se desarrollaba durante los años 70 en el madrileño barrio de Malasaña, uno de los más característicos de la capital. Esta historia nos permitía además hablar sobre temas como el choque entre el campo y la ciudad, la familia, la maternidad, el rechazo al diferente… en un entorno social, el final de la dictadura y el comienzo de la democracia, de auténtica ilusión para nuestro país.".
La película se ha rodado en el barrio de Malasaña, antiguo barrio Maravillas. Pero que nadie busque el número 32, porque no existe.