el origen del cine de terror.
siempre he considerado 'el exorcista' la obra clásica por excelencia del cine de terror: un culmen, un referente y, a su manera, el origen moderno del género. es una película que roza la perfección, una obra maestra que, aun con algunas imperfecciones, logró marcar un hito en los años setenta. desde la primera vez que la vi, ha sido una de mis favoritas y le he tenido un cariño especial que ha perdurado con los años.
no obstante, después de leer la novela y revisitarla este halloween, he notado matices que cambian la percepción que tenía de ella. comparada con el libro, la película omite ciertos detalles que hacían a la historia literaria tan rica y compleja. la presencia de sharon, por ejemplo, es mucho más limitada; a partir de la mitad del metraje, la narrativa se centra casi por completo en el padre karras, relegando a chris a un papel secundario.
la interpretación de linda blair, que siempre había considerado brillante, en esta ocasión me ha parecido ligeramente más forzada. es la primera vez que percibo cierto aire de artificio en su actuación, aunque sigue siendo notable. el maquillaje mantiene su impacto visual y continúa siendo un referente del género, pero algunos efectos, como la icónica cabeza giratoria, han envejecido menos bien frente al tiempo y los estándares actuales.
un aspecto que me llamó la atención por primera vez fue el ritmo de la película. la he sentido más lenta de lo que recordaba; no llega a aburrir, pero ciertamente no tiene la fluidez y la tensión que guardaba en mi memoria. a pesar de ello, la banda sonora conserva toda su fuerza, amplificando la atmósfera inquietante y poderosa que caracteriza al filme.
creo que leer el libro y una mayor madurez me han permitido ver la película con una mirada más crítica, apreciando tanto sus virtudes como sus limitaciones. aun así, 'el exorcista' sigue siendo, indiscutiblemente, mi película de terror favorita. más allá de sus defectos, conserva un poder emocional y estético que pocas obras del género han logrado igualar, y su huella en la historia del cine permanece intacta.