Red Rocket arranca con un hombre desesperado. Sin maleta, ni pertenencias visibles, llega magullado y golpeado a la casa de su ex mujer, en las afueras de Texas, rogándole que por favor le deje descansar unos días en ella. El cielo está encapotado, gris, ahumado por las chimeneas de una fábrica que contrasta con los colores pasteles de algunas de las casas (más o menos) destartaladas; en las televisiones de los hogares, siempre está Donald Trump sermoneando. Tiene un alias, Mikey Saber, porque es actor porno -no para de presumir de sus premios y sus millones de visionados en PornHub- aunque parece que ya nadie quiere contar con él. Su ex mujer, también ex actriz X y escarmentada de los reiterados abandonos de su ex, acaba acept´ndole más por desidia que por pena y, Mikey, se esmera en ganarse su cobijo. Busca trabajo para contribuir en el alquiler -pasando marihuana-, corta el césped.
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