un legado bien legado.
'tron: legacy' es una secuela que, desde su inicio, entiende lo que significa continuar un legado. conecta directamente con la cinta original de 1982 y, al mismo tiempo, propone una nueva historia que moderniza su universo. desde el primer minuto deja claro que su gran apuesta es el espectáculo visual: un salto técnico impresionante que convierte el mundo digital en un auténtico deleite estético.
el uso del cgi es deslumbrante, con una dirección de arte y una fotografía que rozan lo hipnótico. sin embargo, el deepfake usado para rejuvenecer a jeff bridges no envejeció tan bien. en su momento fue un logro técnico, pero hoy se nota lo experimental del intento. aun así, no deja de ser un detalle interesante de una época en la que este tipo de efectos apenas estaban naciendo.
narrativamente, no es una historia especialmente profunda, pero mantiene el ritmo y la atención del espectador. es simple, sí, pero sabe equilibrar acción, emoción y espectáculo. el reparto cumple con solidez, y aunque resulta un tanto irónico que una película llamada 'tron' apenas incluya a tron durante unos minutos, su presencia simbólica justifica el título en cierto modo.
el subtítulo 'legacy' cobra sentido al reflejar tanto la herencia del clásico original como el intento de reinterpretarlo para una nueva generación. puede no seguir la misma línea narrativa que su antecesora, pero sí conserva su esencia: la fascinación por la tecnología, el ciberespacio y la identidad.
en definitiva, 'tron: legacy' funciona como una secuela que roza el reboot: respeta el espíritu de la original, pero se atreve a reinventarse visualmente. puede que no sea brillante en lo narrativo, pero sí es una experiencia inmersiva que demuestra cómo una película puede ser, al mismo tiempo, un homenaje y una reinvención.