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    Asuntos pendientes
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Asuntos pendientes

    Poli bueno, poli malo

    por Eulàlia Iglesias

    Olivier Marchal, policía metido a director de cine, querría ser el Michael Mann francés. Con 'Asuntos pendientes' pretende entroncar con la larga tradición del polar y actualizarlo otorgándole una pátina de respetabilidad. Como en 'Heat', Marchal propone un duelo en la cumbre entre dos grandes actores del cine francés: Daniel Auteil y Gérard Depardieu. Ambos encarnan a policías, pero con una visión opuesta del oficio. El primero representa las virtudes del poli de toda la vida y se ha ganado el respeto de sus colegas y subalternos. El segundo, mucho más ambicioso, no tiene escrúpulos a la hora de conseguir sus propósitos.

    Sin duda Marchal conoce bien el mundo de la policía por dentro: sus complejidades, las trabas burocráticas, las solidaridades de por vida... Todo ello está presente en la película, pero sublimado de una forma que hace poco favor a la dignidad del polar. Hay una vocación de grandilocuencia, de orquestar un gran drama de perfecto acabado en 'Asuntos pendientes' que se da de bruces con la naturaleza austera, bruta y poco exhibicionista del género. Marchal no solo santifica al cuerpo policial en un enfrentamiento polarizado al extremo entre polis buenos y poli malo. Además lo hace en una película más cercana al academicismo de qualité que al policíaco palpitante de un Melville o un Clouzot.

    A favor: Daniel Auteil, que le gana el pulso a un Dépardieu con pinta de limitarse a cubrir el expediente.

    En contra: Esa banda sonora que enfatiza los peores defectos del film.

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