Tae-suk no tiene casa. Su rutina diaria consiste en permanecer temporalmente en casas y apartamentos que él sabe que están estacionalmente vacíos. Es como un fantasma, se dedica a ocupar las viviendas y aprovecharse de los recursos que se le ofrecen, ganándose la hospitalidad a través de pequeñas reparaciones. Un día, cuando decide ocupar uno de los pisos se encuentra con Sun-hwa, una joven modelo recluida en su propia casa por orden de su marido. Cuando Tae-suk se cruza con Sun-hwa surgirá entre ellos una unión por lazos invisibles, donde el joven tratará de salvarla de su castigo.
La Crítica de SensaCine
3,5
Buena
Hierro 3
El espacio contemporáneo
por Israel Paredes
El director coreano Kim Ki—duk, que hasta hace unos años estaba situado en uno de los altares del cine internacional, rodó en 2004 la que posiblemente sea hasta la fecha su mejor película, 'Hierro 3'. En ella, el cineasta conseguía reunir todos los elementos que hasta ese momento habían ido conformando sus películas para crear una obra en la que abandona el exceso melodramático que solían hacer naufragar al final a todas ellas. El director crea una película llena de silencios, rodada con un magnífico gusto, con una puesta en escena minimalista y clara para trazar una mirada sobre cómo nos relacionamos con los demás y con los espacios en los que vivemos, sobre las posesiones que tenemos, sobre cómo la propiedad, en realidad, no es sino un espejismo en una sociedad menesterosa y carente de emocionalidad. 'Hierro 3' no está, posiblemente, a la altura de las grandes películas asiáticas de la...