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    Michael Clayton
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Michael Clayton

    El abogado del diablo

    por Israel Paredes

    Michael Clayton (George Clooney) es el hombre en la sombra, aquel que ayuda a "limpiar" aquello que los abogados de la firma para la que trabaja se encargan de ensuciar. Pero, en cambio, parece no ser capaz de arreglar su propia vida. Divorciado, endeudado por el juego, Clayton no se encuentra en el mejor momento cuando debe ocuparse de Arthur Edens (Tom Wilkinson), abogado de la firma y que ha entrado en una crisis nerviosa que le ha llevado a sabotear el caso que lleva entre manos para una gran corporación cuya consejera delegada es Karen Crowder (Tilda Swinton). Tras conversar con Arthur, Clayton comenzará a investigar sobre lo que está sucediendo quizá más allá de lo necesario.

    ‘Michael Clayton' supuso la ópera prima de Tony Gilroy, guionista de larga trayectoria, que logró poner en imágenes su guion gracias a la ayuda en la producción del propio Clooney, Steven Soderbergh, Sydney Pollack y Anthony Minghella. Un proyecto tan personal como colectivo para narrar una historia oscura en sus imágenes y sombría en su tono, en el que todos y cada uno de los personajes que intervienen en el juego poseen una doble cara, una doble moral. Bajo el aliento del "thriller" americano de los setenta (más en tono que en construcción visual), Gilroy construye una investigación que, en realidad, es un intento de trazar una mirada acerca del mundo actual y de cómo este está (o puede estarlo) controlado por personas sin escrúpulos y basado en conseguir unos beneficios sin importar la manera en que se logre. Nada nuevo en realidad pero magníficamente orquestado por el cineasta y extraordinariamente interpretada por los actores. Una película, vista varios años después, con cierto halo profético, aunque este tipo de "thriller" paranoico siempre tuvo la cualidad gracias a sus excesos de ver más allá. ‘Michael Clayton' posee ese toque liberal tan afín a sus responsables (director, actores, productores) y al final la insoslayable moraleja, que quizá acabe estorbando. Pero no impide que todo lo acontecido anteriormente nos deje un regusto amargo, no porque haya fallado, sino por todo lo contario, porque incomoda en el retrato de unos personajes demasiado reales y cercanos y en la construcción de una película tan oscura que acaba envolviendo al espectador.

    Lo mejor: los actores, la puesta en escena, el guion (exceptuando el final).

    Lo peor: la siempre inevitable moraleja que suele acompañar a este tipo de cine, aunque en este caso no logra estropear el resto. Quizá su duración, algo excesiva.

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