Mi cuenta
    La piel que brilla
    Críticas
    3,5
    Buena
    La piel que brilla

    La imaginación infantil como vía de escape

    por Bibi Ramos

    El debut en la dirección de largometrajes del londinense Philip Ridley (The Passion of Darkly Noon) fue este cruce entre drama, fantástico y thriller de terror, La piel que brilla, que él mismo se encargó de guionizar. Ambientada en una pequeña comunidad rural de la América profunda de los cincuenta, el protagonista es un niño que "adapta" la funesta realidad que le ha tocado vivir tomando la esencia y tono de algunos de los relatos de terror que ha escuchado de sus mayores. Así es como empezará a inventar un relato vampiresco con su atípica vecina como protagonista.

    El filme está narrado desde la óptica infantil y aunque uno de sus mejores bazas es la creación de una atmósfera misteriosa e inquietante que no acabamos totalmente de asir, la confrontación con ese mundo adulto que no se comprende, o no se quiere comprender, queda a merced de cierta ramplonería expositiva. El ritmo narrativo de La piel que brilla se resiente sobre todo al principio, parece que le cuesta entrar en materia, y aunque resulta irregular, es una propuesta interesante, aunque salvando las distancias con uno de sus posibles referentes, el Léolo del canadiense Jean-Claude Lauzon. La piel que brilla fue una coproducción entre Reino Unido y Canadá.

    A favor: Su propuesta narrativa y la creación de atmósferas.

    En contra: Su irregularidad y que deja muchos cabos sueltos.

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