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    Alien: Resurrección
    Críticas
    2,5
    Regular
    Alien: Resurrección

    La extensión de la

    por Rodolfo Sánchez

    Jean-Pierre Jeunet abandonó a Marc Caro tras deslumbrar en 1991 con Delicatessen y en 1995 con La ciudad de los niños perdidos, dos propuestas diferentes que en su barroquismo visual apuntaban a dos cineastas con inquietudes artísticas y con una capacidad visual distinta aunque no apta para todos los públicos. Jeunet dio el salto a Hollywood en 1997, unos años antes de conseguir su gran éxito con Amelie, para rodar la cuarta entrega de la saga de Alien, Alien: Resurreción. Alien 3, de David Fincher, había cerrado bastante bien la trilogía, si bien podía verse como un nuevo regreso innecesario.

    Pero una vez finalizada, ¿había necesidad de resucitar a Ripley (de nuevo Sigourney Weaver), esta vez, infectada por la reina Alien y, por tanto, un ser híbrido? Pues no había, no. Pero aun así se realizó, en cierto modo bajo el auspicio de la época de la moda de los genes y la revolución genética de la oveja Dolly. El resultado es simpático aunque no convincente, aunque llama la atención que se trata de la entrega más oscura y violenta de todas, con un toque sórdido y malsano que se agradece, porque logra que la propuesta sea incómoda. No hace olvidar a las anteriores y penas aporta nada a la saga, pero quedo como una rareza, como una película demasiado efectista en su concepción del género pero que intenta diferenciarse de las tres anteriores.

    A favor: Lo sórdida que es en su planteamiento.

    En contra: Que no venía a cuento de nada hacer esta cuarta entrega.

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