Gritos y susurros

En Suecia, Agnes, enferma de cáncer, recibe la visita de sus dos hermanas, Maria y Karin, que deciden acompañarla en sus últimos días. Agnes, que permanece soltera, sigue viviendo en la casa de sus padres, por lo que el regreso de Maria y Karin al hogar familiar suscita viejos recuerdos de infancia. Agnes, devota luterana, cuenta con el apoyo de su pastor, Isak, y con el de su sirvienta, Anna, que está muy unida a la enferma. Además, Agnes se dedica a dejar constancia de sus reflexiones y sentimientos en un diario personal. Durante su niñez, las hermanas tenían vínculos muy estrechos, que se perdieron con el paso a la edad adulta. Ahora se comportan de manera distante, con dificultades para manifestarse afecto. Maria es una persona egoísta y frívola, mientras que Karin sufre el vacío de un matrimonio desdichado.