Es una poesía gótica, inspiradora y contemporánea a la vez que emocionante, todo eso hecho serie. La primera temporada es frenética, cruda y preciosa al mismo tiempo. Cada personaje está tremendamente bien hecho, con carácter e historia propios, los decorados y ambientación son bellísimos, el argumento es sorprendente, y como ya he dicho frenético. La segunda temporada COMPLETA es preciosa. Igual de bonita que la anterior, pero mucho más romántica y profunda. El final es inmejorable, y es todo lo buena que la anterior temporada, y aún más. En fin, no defrauda en absoluto. No aburre, no amarga, y no agota, sólo emociona, inspira y te mantiene atento en cada segundo y cada diálogo, que también es una maravilla. Si te gusta el cine bueno de verdad, culto y no sólo para pasar el rato, es una joya digna de ver, que ni si quiera se te hará larga. Mis dieces a todos los que la han hecho, se ha vuelto mi serie favorita.