El 23 de abril del 2000 se estrenó en televisión un presunto 'experimento sociológico', un programa de telerrealidad que mantuvo a millones de personas enganchadas a la TV. Gran Hermano ya es historia, con un puñado de temporadas después que fueron progresivamente cada vez más absurdas y ridículas y sin la frescura que hizo tan atractivas las primeras ediciones.
Anécdotas debe de haber mil, y muchas más las que nunca se han contado. Una de ellas ha permanecido medio oculta todo este tiempo, como un recuerdo lejano de algunos espectadores: un individuo logró colarse en la casa al grito de Al grito de "Euskal presoak Euskal Herrira" (Presos vascos, a Euskal Herria). Una reivindicación en pro de los derechos de los presos de ETA que, obviamente, pilló a todos los concursantes de improviso.
Este suceso puso de manifiesto la mala seguridad de la que disponían en la casa. En ese momento, los concursantes estaban saliendo de su habitual visita al confesionario. En este vídeo podemos ver el momento exacto en que el individuo comienza a gritar mientras reina el desconcierto entre los concursantes. Uno de ellos llega a decir 'Es pacífico'.
Pronto, las cámaras comenzaron a emitir el jardín exterior, evitando cualquier muestra de la reivindicación del intruso. Koldo, uno de los concursantes, era vasco, y se le ve gritándole algo al hombre. El resto de concursantes lo tranquilizan. Por aquel entonces, nadie de Telecinco quiso hacer ninguna declaración. Cuando algunos medios de comunicación quisieron ahondar un poco en las consecuencias del suceso, Telecinco simplemente aseguró que ellos no querían darle publicidad a determinados partidos políticos.
Ania Iglesias recuerda lo que ocurrió 25 años después
Quien ha hablado de ello ahora ha sido Ania Iglesias, exconcursante de aquella primera edición que ha hecho una ronda rápida de respuestas con sus seguidores en TikTok y ha repasado aquella anécdota. En comentarios se ha explayado un poco más y ha dado más detalles de lo ocurrido. "El día que expulsaron a Vanesa, fue una salida conflictiva y estaba toda la seguridad de la casa dándole apoyo. Nosotros estábamos todos fuera despidiendola. Al volver a entrar en la casa había un tío dentro con una bandera hablando en euskera... De repente nos asustamos", recuerda.
"Me acordé de que en el contrato ponía que si habia algo raro saliéramos al jardín, que allí estaban las salidas de emergencia. Salimos todos a toda prisa, apagamos las luces y nos pidieron que nos quedaramos allí. Supongo que entrarían los de seguridad para sacarlo.... A los pocos minutos nos dijeron que actuáramos con normalidad y que ya podíamos entrar a la casa, pero claro se nos quedó el susto en el cuerpo, recuerdo que nos mirábamos en silencio unos a otros", continúa.