Transformers nació como un juguete que mezclaba dos líneas japonesas diferentes en una: era 1984 y en Estados Unidos las figuras de acción triunfaban tanto como las series de los sábados por la mañana repletas de tiros, acción y finales felices. ¿Cómo no iban a liderar las audiencias unos camiones que se convertían en robots? Estaba claro. De hecho, poco tardaron en aparecer los dibujos animados creando así una historia única para estos simples juguetes. Y claro, años después, los niños que jugaban se convirtieron en adultos que querían pagar por ver a sus personajes en el cine.
More than meets the eye
Por mucho que Michael Bay se negara originalmente a hacer una película basada en Transformers, su éxito le llevó a cavarse su propia fosa con secuelas sin fin. Todo sea dicho: La venganza de los caídos es más que decente continuando la lucha entre los Autobots y los Decepticons. La película recaudó cuatro veces lo que costó y supuso el final de Megan Fox como co-protagonista de la saga.
Aunque Bay controló hasta el último de los tornillos que aparecía en la película, hubo algo que se le pasó por alto, aunque para ello se necesite tener ojo de halcón: una escena en la que un techo de cristal se transforma mágicamente en un techo sólido. Eh, si Optimus Prime puede transformarse, ¿acaso no puede hacerlo un techo?
Paramount
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Hay que tener en cuenta que La venganza de los caídos se rodó bastante deprisa para tratar de evitar una huelga de directores que, se supone, iba a seguir la de los guionistas (¿os suena?). Por eso, Bay dejó preparados storyboards: si se iba a la huelga, al menos los animadores podrían continuar con la película mientras tanto. Y quizá producto de estas prisas se le olvidó rodar los dos planos de esta escena en el mismo coche. ¡Cosas de robots!
