Si en los años 90 ya rondabas, como mínimo, la preadolescencia, es bastante probable que tengas tatuado en la memoria al elenco al completo de Sensación de vivir. Desde el siempre carismático Luke Perry, tristemente fallecido en 2019, hasta la que probablemente fuera su actriz más famosa, Shannen Doherty, que en los años siguientes volvería a petarlo como Prue en Embrujadas. Desde el estreno de la serie juvenil de Darren Star y Aaron Spelling en 1990 y durante las 10 temporadas que estuvo en antena, el reparto de la serie formado por Jason Priestley, Jennie Garth, Tory Spelling, Ian Ziering y Brian Austin Green, entre otras, levantó pasiones entre los más jóvenes. Sin embargo, ninguno de ellos acabaría convirtiéndose en una estrella de Hollywood.
Curiosamente, lo más cerca que estuvo Jason Priestley de ser una estrella fue vivir con una. Nada más y nada menos que con Brad Pitt, quien a finales de los años 80 había comenzado a hacerse hueco en la industria y no tenía un duro, pero sí muchas ilusiones. Corría el año 1987 cuando Pitt y Priestley se convirtieron en compañeros de piso. Al primero, que ya tenía algunos pequeños papeles a sus espaldas, le faltaban algunos años para que Hollywood se fijase en él por su papel en Thelma & Louise, mientras que el segundo todavía no se había convertido en el mítico Brandon Walsh.
Sobre aquella etapa ha hablado Priestley en alguna entrevista, aunque fue con la publicación de sus memorias en el año 2014 que dio a conocer interesantes detalles, como que el día que se conocieron se encontró a Pitt, "un chico alto y flaco" durmiendo en su cama de la casa compartida en la que vivía en North Hollywood. Rápidamente se hicieron amigos.
Vivíamos de fideos ramen y cerveza de marca blanca, del tipo que venía en latas blancas con la etiqueta 'CERVEZA', y cigarrillos Marlboro Light. Estábamos todos arruinados
"Solo por diversión, solíamos tener competencias sobre quién podía pasar más tiempo sin ducharse ni afeitarse", escribía Priestley sobre el ganador del Oscar por su trabajo en Érase una vez... en Hollywood de Quentin Tarantino. "Brad siempre ganaba. Tener que ir a una audición significaba limpiar, que es lo que suele poner fin a la racha".
Tras aquel pasado en común, Jason Priestley y Brad Pitt se hicieron grandes amigos y así siguió siendo cuando comenzaron a triunfar. De hecho, el ex de Sensación de Vivir también recuerda otras anécdotas, como cuando Brad Pitt se escapaba para visitar a Geena Davis durante la relación desconocida que ambos mantuvieron tras la famosa película junto a Susan Sarandon o cuando "Brad vino de pasar las vacaciones con su familia en Missouri y nos trajo Biblias a todos", como contaría más adelante Priestley en una entrevista con Rachael Ray Show. "Todavía tengo la mía. Está en una estantería en mi casa".
