Durante los años 90, pocos actores había capaces de igualar a Jean Claude Van Damme en el cine de acción. Por supuesto, ahí estaban Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger, pero ninguno de ellos era capaz de la apertura de piernas del belga. El actor era impresionantemente ágil y flexible, pero no siempre fue así. Tuvo que pasar por un fuerte entrenamiento hasta que logró destacar.
Como recoge la web hermana de SensaCine, AlloCine, todo eso está retratado en el documental Coup sur coup, del canal Arte -que puedes ver online en arte.tv y de manera gratuita hasta el 11 de noviembre-. Un retrato fascinante del intérprete que repasa cómo se convirtió Jean-Claude Van Vaerenbergh en Jean-Claude Van Damme, cómo llegó a convertirse en un auténtico icono de la cultura popular hasta el punto de ser incluido en un videojuego de culto y cómo sufrió hasta dar el gran paso.
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Van Damme no nació con esa flexibilidad, sino que se entrenó duramente hasta conseguirlo. En sus primeros pasos sobre un tatami, "era rígido como un poste, miope como un topo, feo como un piojo", dice Claude Goetz, su primer profesor de kárate. Goetz le acogió cuando tan solo tenía 10 años y vio en él el potencial necesario. Fue clave en sus primeros años de formación y le entrenó hasta convertirle en una bestia. Con él compitió en el equipo nacional de karate y logró 44 victorias y solo 4 derrotas. Después se abrió camino en Hollywood y terminó convertido en una gran estrella.
En 1988, Van Damme, de 28 años, se hizo un hueco en el cine de acción de Hollywood al conseguir el papel principal en una pequeña película de artes marciales que no fue un éxito en absoluto y nunca se estrenó en los cines: Contacto sangriento (1988). Cobró 25.000 dólares por ella, pero le permitió demostrar sus habilidades físicas y sus increíbles movimientos, como la patada voladora que terminaría convertida en uno de sus símbolos. La película dirigida por Newt Arnold no tuvo demasiado éxito en taquilla, pero con el paso del tiempo ha destacado como una película de culto para los amantes de las artes marciales. Su mezcla de kung fu, karate, muay thai y hapkido la hacen única.
Esto supuso el inicio del increíble ascenso a la fama del joven belga, que nació en el seno de una familia humilde de floristas y que a principios de los 80 llegó a Los Ángeles sin apenas dinero en los bolsillos. Pronto protagonizó películas que alcanzaron los 100 millones de dólares de ingresos y compitió con Stallone y Schwarzenegger.
Su formación como bailarín, su llegada a Estados Unidos con Michael Qissi, su papel de sparring de Chuck Norris, los primeros éxitos, la gloria de Hollywood, luego la caída y finalmente el renacimiento... La vida de JCVD es una novela que merece la pena escuchar.
