Michael Bay era solo un niño cuando decidió hacer un experimento con la cámara Super 8 de su madre: cogió unos cuantos petardos, los encendió, se los pegó a un tren de juguete y empezó a rodar. El resultado a corto plazo no fue bueno (tuvieron que ir los bomberos y fue castigado, por lo que sea), pero a largo plazo creó su carrera como director especializado en explosiones, acción, disparos y, por qué no, petardos pegados a un tren. Alguien que empieza su carrera con Dos Policías Rebeldes solo puede ir a más, y la prueba es 6 en la sombra.
No se quedó en la sombra
Después de rodar su quinta película de la saga Transformers en diez años, Michael Bay se desentendió del resto de la saga, que siguió cayendo en picado. Sin embargo, fuera de Paramount, el director encontró una nueva casa en Netflix con los guionistas de Deadpool, el mismísimo Ryan Reynolds y la posibilidad, más que manifiesta, de convertirla en una franquicia. El resultado fue 6 en la sombra, una cinta de acción que funcionó bastante bien (aunque actualmente no está en el top 10 de las más vistas de la historia).
Y no es de extrañar, porque la campaña de promoción fue tan potente que incluso se coló dentro de la propia película. Ryan Reynolds, durante uno de los vídeos para redes sociales, se situó al lado de la acción, en un callejón, para mostrar un choque de coches que pasaba justo detrás de él, sin saber... que su cabeza iba a aparecer en la propia película. Es innegable. Ups.
Si tienes un buen recuerdo de la cinta de acción descerebrada (es un halago, ojo) y estabas esperando una secuela, es mejor que te vayas levantando: tras esta primera parte, Netflix decidió que no había más ideas ni más jugo que sacarle, el público no la quería lo suficiente y tiró su supuesta futura franquicia por el barranco. Solo espero que al llegar abajo culminara en una gran explosión. Bay no lo querría de otra forma.