A punto estaba ya de cerrar sesión la década de los setenta cuando se estrenó una película que levantó polvareda y controversia, una historia cruda y violenta sobre la reinserción en la sociedad de los veteranos de guerra, tema muy tratado en la industria Hollywoodiense, que en aquella década seguía lamiéndose las heridas por la fallida contienda que libraron en Vietnam.
Y es que hubo una época en la que no había película que no se nombrara, de manera protagónica o tangencialmente, este cruento suceso bélico que dejó más de 2 millones y medio de muertos y que está considerada a día de hoy como la mayor derrota de los Estados Unidos en una guerra. Quizá fue por esto que el tema se convirtió en obsesión para directores y guionistas, que encontraron en el cine una manera de exorcizar sus demonios.
Una película controvertida y un rodaje infernal
El cazador, protagonizada por Robert De Niro, Christopher Walken y Meryl Streep, entre otros, y una de las películas más importantes de la historia en Hollywood, no estuvo exenta de polémicas, rodaje incluido. Los actores declararon a posteriori que se trató de uno de los más duros en los que hubieran participado. Por ejemplo, la mítica escena de la ruleta rusa se rodó en las condiciones en las que se ve en pantalla, con los actores rodeados de ratas y mosquitos y atados a respectivas celdas de bambú. Y al parecer, en esta misma escena, usaron armas reales y las bofetadas que propinan los carceleros son reales, por lo que la tensión vivida fue casi insostenible.
La película acabó recibiendo cinco Premios Óscar, incluidos los de Mejor Película y Director. Hasta la ceremonia de entrega de los premios resonaban las críticas a la cinta por ser racista con el pueblo vietnamita. En este sentido, Pauline Kaul, una periodista del New York Times, aseguró en un análisis publicado en 1979 que el retrato que hacía la película del pueblo de Vietnam se asemejaba mucho “al estilo de villano malvado que ya se usaba para describir a los japoneses en las películas sobre la Segunda Guerra Mundial”.
Universal Pictures
Durante la ceremonia de entrega, a las puertas, numerosos manifestantes mostraban su repulsa. De Niro, incluso, se negó a estar en la platea del teatro, viendo la ceremonia desde el backstage. También se dio el caso de que ese mismo año El cazador se enfrentaba en la contienda para reconocer a la mejor película con la cinta de Hal Hasby El regreso, protagonizada por Jon Voight y Jane Fonda, de corte más humanista y menos grandilocuente que El cazador. Se cuenta la anécdota que Michael Cimino, director de El Cazador, se encontró con Fonda en un ascensor mientras se dirigía a una rueda de prensa y este le negó el saludo, aludiendo que había dirigido una película racista y que la suya era mejor.
Sea como fuere, El cazador queda como documento incontestable de una época violenta y cruda de ese otro Hollywood que se caracterizó por entregar otros títulos tan relevantes como Taxi Driver, Apocalypse Now o El exorcista.
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