Dirigida por Wim Wenders y protagonizada por algunos famosos nombres como William Hurt, Sam Neill o Max von Sydow, la película alemana de aventuras y ciencia ficción Hasta el fin del mundo puede generar confusión a alguien que busca aproximarse a ella en el año 2023 por su auténtico baile de versiones, algo para nada habitual.
El corte original de la película tenía una increíble duración de 20 horas, lo que chocaba bastante con el acuerdo contractual de entregar un largometraje de aproximadamente dos horas y media que había firmado el cineasta, que acabó desarrollando diferentes versiones abreviadas para proyecciones y su distribución comercial en distintos territorios.
Un ambicioso fracaso
Había producido una película de 20 horas, así que Wenders tuvo que asumir que la distribución comercial del montaje original no era factible: a los espectadores norteamericanos se les mostró una versión reducida a 158 minutos, mientras que los europeos pudieron ver una un poco más extensa de 179 minutos. Pero aunque los críticos quedaron fascinados por la grandeza del filme, Hasta el fin del mundo resultó ser un fracaso de lo más ambicioso: la película sólo pudo recaudar 752,856 dólares en la taquilla global, frente a los 23 millones que había costado.
Pero Wenders todavía tenía un comodín en la mano: otra nueva versión, esta vez presentada como el corte del director, que desarrolló a partir de los negativos de la versión original de 20 horas. ¿Su duración? 287 minutos -casi cinco horas-.
En una entrevista con Vulture, el director reflexionó sobre Hasta el fin del mundo, tal y como recordaban recientemente nuestros compañeros de Espinof, y aseguro que trató de hacer la película en dos partes, pero no pudo: "La película fue el proyecto más ambicioso que he hecho jamás y probablemente la película de autor independiente más cara de todos los tiempos, al menos al menos en ese momento. Fue una aventura épica y la rodamos durante un año. Durante el proceso de edición, me di cuenta de que nunca podría cumplir las dos horas y media prometidas en las que se basaban todos los contratos de distribución. La película ideal que quería hacer tenía una duración de casi cinco horas. Intenté en vano convencer a mis coproductores y distribuidores para que estrenaran la película en dos partes”.
Ahora es una práctica común, pero a principios de la década de 1990 habría sido un experimento sin precedentes y, en este caso, es poco probable que tuviera éxito. Entonces, con la ayuda de su editor habitual Robby Müller, Wenders hizo lo que él mismo llamó el "montaje ideal", que luego mostró exclusivamente en varios eventos (incluido uno en el famoso MoMA de Nueva York) y que contribuyó significativamente al mito que rodea a la película hoy día.
Sin embargo, nadie quiso estrenar la versión mucho más corta de la película, que ya había fracasado en taquilla. Sólo muchos años después, los distribuidores especializados en películas de arte y de autor se apiadaron de poner a disposición del público el montaje de cinco horas. Fue incluida, además, en la Colección Criterion tan celebrada por los más cinéfilos y, finalmente, aunque nunca llegó a ser un éxito en taquilla, Hasta el fin del mundo al menos sí pudo convertirse en una película de culto dentro de su nicho y tener una gran reputación.
"Todo el trabajo que hicimos, mi equipo, los actores, los músicos, finalmente dio sus frutos", dijo Wenders. "Lo curioso es que lo que entonces imaginé como una película de ciencia ficción que había escrito a mediados de los años 80 y que se suponía que estaría ambientada en el cambio de milenio ahora está tan alejada de esa época como lo estaba entonces, excepto que ahora es cosa del pasado. Creo que debe ser una experiencia única para un cineasta ver su trabajo pasar de ser una película de ciencia ficción a una película histórica".
