Chad en Quemar después de leer (Joel y Ethan Coen, 2008)
Los hermanos Coen ya habían demostrado una visión absolutamente despiadada del ser humano -y, en consecuencia, una llamativa afición a serle sufrir- en toda su filmografía anterior, pero con Quemar después de leer alcanzaron una especie de cumbre. Absolutamente todos los personajes de esta comedia negra eran rematada y abiertamente imbéciles, y dado su acceso a dinero y armas era inevitable que alguien saliera herido. Fue el caso de Chad (Brad Pitt), claramente el más imbécil de todos.
Universal Pictures
Tras colarse en casa de Harry (George Clooney) y oír como alguien entraba, este pobre monitor de gimnasio pensaba que era buena idea esconderse en el armario. Poco después, Harry abría la puerta, y del susto que le producía ver a Harry -y a su indescriptible sonrisa-, acababa echando mano de su pistola y volándole la cabeza. Sucedía a mitad del metraje, y empezábamos a pensar que realmente nadie estaba a salvo de su propia estupidez.
Billy Costigan en Infiltrados (Martin Scorsese, 2006)
Este 'remake' del 'thriller' hongkonés Infernal Affairs supuso la definitiva reconciliación de la Academia con Martin Scorsese, así como una de las obras maestras del cine de gángsters. Una violenta historia en la que los protagonistas estaban en constante peligro, lo que acababa desembocando en una orgía de tiros y asesinatos hacia el final del film.
Warner Bros.
Tiros y asesinatos, además, que se sucedían de manera interrumpida, con el fin de sobresaltar al espectador y provocarle un nerviosismo que no se disolvería hasta el desenlace de la película. Antes, Billy Costigan (Leonardo DiCaprio) caía muerto con un tiro en la cabeza a manos de otro de los infiltrados, lo cual nos sorprendía bastante porque en las dos horas anteriores habíamos supuesto que él era el protagonista de la historia.
