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    'Lo que esconde Silver Lake': guía de referencias de la alucinada película de David Robert Mitchell

    Andrew Garfield protagoniza este 'neo-noir' sobre la cultura pop llamada a ser la cinta de culto del final de esta década.

    Es uno de los neo-noirs más alucinantes que ha dado el siglo XXI y ahora Lo que esconde Silver Lake llega a las salas españolas con el objetivo de convertirse en la cinta de culto (de final) del año y, tal vez, en hito millennial. No le faltan elementos, porque la película de David Robert Mitchell (It Follows) es uno de esos puzles multireferenciales de la cultura pop que necesitan más de un visionado, quizás más de dos, para que el/la espectador/a poder dar con todas las claves del misterio.

    Lo que esconde Silver Lake sigue a Sam, interpretado por un genial Andrew Garfield, un tipo sin demasiado oficio ni beneficio, trastornado por la desaparición de Sarah, una chica que le gusta (Riley Keough). Transformado en un inesperado detective, Sam recorrerá Los Ángeles de un lado a otro con el objetivo de averiguar qué demonios ha pasado con la joven. El viaje de Sam es también el trayecto por una ciudad hecha de capas y conspiraciones en la sombra, por un laberinto de citas, canciones, y otras referencias, que a menudo rozan la locura, del que ofrecemos un mapa para iniciados.

    Los relatos noirs (retorcidos) sobre Los Ángeles

    Los Ángeles es probablemente la gran ciudad del cine negro barroco y laberíntico. En la época clásica fue el escenario de El sueño eterno (1946), el clásico de Howard Hawks que adaptaba a Raymond Chandler, y en el siglo XXI Paul Thomas Anderson llevó a la gran pantalla Vicio propio (2014), novela de Thomas Pynchon. Otros noirs del delirio con Los Ángeles como telón de fondo: El crepúsculo de los dioses (1950), de Billy Wilder; El beso mortal (1955), de Robert Aldrich; Pulp Fiction (1994), de Quentin Tarantino; El gran Lebowski (1998), de los hermanos Coen; Mulholland Drive (2001), de David Lynch; Kiss Kiss Bang Bang (2205), de Shane Black; o Inland Empire (2006), también de Lynch. ¿Qué mejor lugar para poner en escena la desquiciado misión de Sam en Lo que esconde Silver Lake?

    ‘Hollywood Babilonia’

    También Los Ángeles ha sido (y sigue siendo) el lugar donde el cine forja los sueños, y la ciudad es también un mapa de aquellas películas que han hecho grande el séptimo arte: Sam espía a sus vecinas como si fuera el protagonista de La ventana indiscreta (Alfred Hitchcock, 1954), mira con Sarah la película Cómo casarse con un millonario (Jean Negulesco, 1953), o corre hacia el Observatorio Griffith en busca de pistas en la estatua de James Dean (Rebelde sin causa; Nicholas Ray, 1955). Aún hay más: en su casa tiene colgados carteles de películas como Psicosis (1969) o La mujer y el monstruo (Jack Arnold, 1954); mientras que su madre es fan acérrima de Janet Gaynor, protagonista de Ha nacido una estrella (William A. Wellman, 1937). Sin lugar a dudas, Kenneth Anger tiene que disfrutar de este compendio que alude a su libro referencial Hollywood Babilonia (1959).

    ‘Vértigo (De entre los muertos)’

    Aunque Sarah parezca una émula de la Marilyn Monroe de Something’s Got to Give (1962), también puede verse el personaje de Riley Keough como una suerte de Kim Novak en el otro gran clásico de Hitchcock, Vértigo (De entre los muertos) (1958), que explica la historia de un detective con miedo a las alturas que sigue por las calles de San Francisco el rastro de una mujer ¿muerta?

    Paramount Pictures/ Le Pacte

    Patrick Fischler

    Si Hitchcock es una figura indispensable para circular por este mapa de Lo que esconde Silver Lake, no lo es menos David Lynch, vinculado a la película de David Robert Mitchell a través del actor Patrick Fischler, quien ha aparecido en dos obras del críptico Lynch –Mulholland Drive y Twin Peaks 3–, además de en otro gran opus sobre la conspiración, la serie Lost, de Jeffrey Lieber, J.J. Abrams y Damon Lindelof. En la cinta de Robert Mitchell encarna a una misántropo que vive recluido en casa buscando pistas y acumulando respuestas que le ayuden a desentrañar el misterio oculto bajo las miles de señales que emite la cultura pop.

    Spider-Man

    Aunque no puede haber una película en apariencia más contraria, la influencia/presencia del trepamuros es constante en Lo que esconde Silver Lake, empezando por su estrella, Andrew Garfield, quien ha interpretado hasta dos veces a Spider-Man entre 2012 y 2014. Las referencias pueden parecer caprichosas, pero no es baladí que el protagonista vista de rojo y azul, que aparezca varias veces en pantalla un cómic de John Romita Sr. (ojo, porque hay un imprescindible gag con el tebeo en cuestión), o el cameo de Topher Grace, el primer actor encargado de darle vida Eddie Brock, también conocido como Venom, como colega del protagonista.

    Vidojuegos: 'Ready Player One' vs 'Lo que esconde Silver Lake'

    La crítica se ha apresurado en comparar Lo que esconde Silver Lake con Ready Player One, de Ernest Cline y llevada este año a la gran pantalla por Steven Spielberg. Y lo cierto es que el vínculo entre ambas es estrecho, en tanto que películas-pastiche que se sostienen en un océano de referencias pop. Pero el lazo entre las dos cintas tiene también que ver en su naturaleza de película-plataforma, viajes por el espectáculo en apariencia lúdicos por la cultura que nos descubren una geografía referencial tan cercana como inhóspita. Robert Mitchell, de hecho, se ríe de ello en un momento de la película, poniendo en relación una caja de cereales y un mapa secreto de La leyenda de Zelda.

    Los 90s y el fin de la historia

    Es probable que el verdadero efecto 2000 que tenía que trastocar los últimos días del siglo XX llegue en breve, a tenor del constante revivalismo que nutre la cultura pop actual. Hemos vivido el regreso de los 70s, los 80s, y ahora los 90s, por lo que, como hacía a Michael J. Fox en Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985), hay que estar preparados y poner los relojes en hora por si el sistema se cortocircuita (de nuevo) toda vez que nos acerquemos al fatal reset del milenio. David Robert Mitchell juguetea con esa idea del fin de la historia, versión millennial, y no solo porque su banda sonora se cimenta en la música de los 90 (del What’s the Frequency Kenneth?, de R.E.M. a Nirvana), sino porque su película alumbra, a la postre, una visión (algo) cínica en torno a un mundo de citas/mercancías que se devora a sí mismo. Avisados quedamos. 

    Le Pacte
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