Lo típico, sales de tu casa para tirar la basura con nada más que las llaves de casa y terminas en un bar escuchando a una amiga que la acaban de dejar. La amiga huye, tú te quedas sola y entras en una espiral de desdichas que te llevan a deambular durante horas por Madrid justo la noche antes de que tengas que presentar tu dosis doctoral.
Bueno, igual no es algo tan típico, pero todos hemos tenido algún día de mala suerte como el que tiene Sonia, la protagonista de Un mal día lo tiene cualquiera. Esta comedia ha sido la elegida por Eva Hache para hacer su debut como directora y podrás verla en pantalla grande a partir de este viernes 26 de enero.
Hache, presentadora estrella de los 2000 ha dado un giro profesional a sus 52 años y se ha atrevido a ponerse al mando de la dirección de una película sin tener demasiada idea previa de lo que era este trabajo detrás de las cámaras. El proceso ha sido agotador pero satisfactorio. "Estaba emocionada, muerta de miedo, preocupada, disfrutando... Ha sido como un parque de atracciones con vértigo, pero también con ganas de montarme en todas las atracciones", asegura la ahora realizadora en una entrevista con SensaCine, "He adquirido una sabiduría brutal en todo este tiempo y tengo la sensación de que he aprendido un oficio nuevo. A mí me gusta, más que cualquier otra cosa, hacer algo que no sepa hacer".
Llegó hasta ahí gracias al empujón de Álex de la Iglesia y Carolina Bang, quien, a través de su productora Pokeepsie Films, le propusieron dirigir esta historia. "Cuando Álex de la Iglesia y Carolina Bang me propusieron este guion, pensé: '¡Ostras, qué fuerte que la gente confíe en mí de esta manera!'. Dije: 'bueno, pues voy a confiar yo también en su confianza'. Sabía perfectamente que iba a estar con gente que sabe mucho más que yo, he tenido la suerte de estar rodeada de unos jefes de equipo muy profesionales y experimentados con los que me he tirado hacia atrás con los ojos cerrados".
Warner Bros.
Rodeada de este equipo de profesionales dio forma a esta espiral hacia la locura de Sonia, una joven a la que nadie quiere ayudar a llegar a su casa. "Creo que, en general, la sociedad cada vez es menos tribu. Cada uno vamos un poco a lo nuestro", cuenta Hache", "Pero, ¿quién nos dice que nuestra protagonista no va también un poco a lo suyo y que a lo mejor está recibiendo un poco de su propia medicina? Es una mujer que lo tiene todo mega controlado, vive en su propio mundo de cuasi perfección. Pero sí, la vida es así y sobre todo en las ciudades".
De los malos días, su nueva faceta como directora, El club de la comedia y proyectos cancelados hablamos con Eva Hache en esta entrevista.
Me han gustado especialmente esos momentos que son muy cotidianos, que a mí me han pasado, como lo del cambio en el autobús ¿hay anécdotas y situaciones sacadas de la vida real?
Es que el guion está muy bien escrito -como no lo he escrito yo, eso puedo decirlo-. Helena Morales es una guionista mayoritariamente de comedia, con lo cual tiene mucho talento y tiene muy claro que -en eso las dos pensamos igual- las cosas cotidianas son más gustosas de contar. Al final el entretenimiento se hace para el público y si el público empatiza ya los tienes un poco agarrados de la mano. Pero sí, a todos nos han pasado muchas cosas por la noche. Y por el día.
¿Recuerdas algún día que hayas dicho 'si lo sé no me levanto'?
¿Sabes qué pasa? Que a mí me pasan muchas cosas. Yo creo que las atraigo porque también estoy a favor de que me pasen. No llego a pensar nunca: 'Si lo sé no me levanto'. Como tengo la suerte de que todo es material potencial para después contarlo o, por lo menos, para reírme, tengo un poco viciado que cuando me pasa algo que me resulta inconveniente ya pienso: 'Ya verás cuando lo cuente'. Yo estoy muy a favor del surrealismo y de que me pasen cosas. A mí me pasa una cosa bastante a menudo y es que los taxistas me cuentan su vida. El tópico es al revés, que el taxista es un poco psicólogo y la gente le va contando las cosas. Pero a mi me pasa al revés, cuando me pasa digo: '¡Otra vez!'.
Pero es que a mí me aburre mucho la rutina y saber lo que me va a pasar. Realmente yo creo que he elegido esta profesión principalmente por eso, porque nunca es igual.
Hay una reflexión en la película, que no sé si es consciente o sin querer, que todos los que conoce la protagonista son un poco cabrones, ¿hay crítica ahí de cómo somos como sociedad?
Bueno, en el fondo yo creo que sí. Hay gente que la ayuda, como las chicas del parque o el conductor del autobús, que no hace nada malo, pero creo que, en general, la sociedad cada vez es menos tribu. Cada uno vamos un poco a lo nuestro. Pero, ¿quién nos dice que nuestra protagonista no va también un poco a lo suyo y que a lo mejor está recibiendo un poco de su propia medicina? Es una mujer que lo tiene todo mega controlado, vive en su propio mundo de cuasi perfección. Pero sí, la vida es así y sobre todo en las ciudades.
Warner Bros.
Leí unas declaraciones tuyas que me hicieron gracia, que decían: "Nunca en mi vida, ni en mis mejores sueños, ni en mis peores pesadillas, hubiera imaginado el revuelo físico y emocional que pasé en las seis semanas de rodaje. Me debatí entre querer vomitar y llorar de alegría". ¿Qué ha supuesto tu primera experiencia como directora?
El proceso, ya una vez ahora en el momento en el que estamos, que la película se va a estrenar y ya habéis empezado a verla y a algunos os gusta, es muy positivo. Pero antes de terminarla del todo, sobre todo después de acabar el rodaje, ha sido convulso. Estaba emocionada, muerta de miedo, preocupada, disfrutando... O sea, ha sido como un parque de atracciones con vértigo, pero también con ganas de montarme en todas las atracciones. Lo he pasado muy mal, muy bien, regular, he tenido muchas dudas. He hecho un máster de cine en un año que yo creo que no hubiera podido pagar de ninguna manera. He adquirido una sabiduría brutal en todo este tiempo y tengo la sensación de que he aprendido un oficio nuevo. A mí me gusta, más que cualquier otra cosa, hacer algo que no sepa hacer.
Cuando Álex de la Iglesia y Carolina Bang me propusieron este guion, pensé: '¡Ostras, qué fuerte que la gente confíe en mí de esta manera!'. Dije: 'bueno, pues voy a confiar yo también en su confianza'. Sabía perfectamente que iba a estar con gente que sabe mucho más que yo, he tenido la suerte de estar rodeada de unos jefes de equipo muy profesionales y experimentados con los que me he tirado hacia atrás con los ojos cerrados. Pero es muy reconfortante que yo, con más de 50 años, pueda aprender mucho.
En el cine pasa una cosa que yo creo que no pasa en ningún otro sector y es que hay muy poco tiempo para trabajar, todo es muy complicado, es convulso y difícil, y todo el mundo está dispuesto a hacer lo que sea para que eso salga adelante. Si el director, o directora en este caso, dice 'esto lo quiero así', incluso aunque no estén de acuerdo, lo llevan a cabo. Esto te puede conducir un poco a la locura porque te sientes un poco semidiós, hay 100 personas haciendo lo que tú quieres sin cuestionarte, prácticamente.
Te iba a preguntar por un proyecto que se confirmó hace tiempo: la adaptación de Idiotizadas, ¿sigue en desarrollo?
Murió. Murió por desacuerdos con los autores. Hubo algunas discrepancias en la adaptación del guion No sé si se va a hacer. Al menos conmigo y Pokeepsie no.
¿Pero tienes ganas de volver a ser directora?
La verdad es que sí. Después de haber pasado estas angustias pesadillescas, sí. Fíjate, todo lo que sufrí no fue en los días de rodaje, porque ahí iba bregando y saliendo más o menos airosa, pero en cuanto bajé la alerta al acabar el rodaje fue como... Me sentía muy insegura, yo creo que por haber estado fingiendo tanta seguridad. Se me acabó la pila y lo pasé muy mal. En cuanto entré en la sala de montaje y empecé otra vez a sentir que tenía muchos juguetes con los que hacer algo chulo recobré la confianza. Y, además, he aprendido tanto que no se puede desperdiciar. Y me queda mucho por aprender.
La Sexta
No sé si eres consciente de que hay toda una generación que te recuerda por El club de la comedia, ¿cómo recuerdas esos años?
La verdad es que muy bien, muy plácidos. El Club de la comedia no era fácil, pero a mí se me daba bien. Yo me hubiera quedado toda la vida haciendo ese programa. Una vez al año o algo así. Pero es muy bonito pensar que os ha marcado tanto y que tenéis buen recuerdo.
El programa tenía intervenciones de famosos, ¿cómo preparaban sus monólogos? ¿Lo hacían ellos o se los hacía un guionista?
Sí, había un director, siempre hubo. Primero fue una directora y luego un director que seleccionaba y daba a elegir al famoso entre varios textos. Se hacían ensayos, pero a mi modo de ver eran escasos. Hay gente que tiene un talento natural para contar un monólogo y no sufría mucho, pero había gente que sufría un monton. Yo siempre estaba atenta en los ensayos y les daba algunas pistas. Sobre todo para que supieran qué era lo que funcionaba bien y lo que menos.
Ahora el mundo de la comedia ha cambiado mucho. Hay muchos podcasts, nuevas voces... ¿cómo lo ves?
Yo creo que hay una evolución muy gustosa, me parece muy bien a dónde va. Ahora los podcasts, a mí por lo menos, me recuerda mucho a los espacios de radio que había antes, esas tertulias con cómicos que iban a hablar con el invitado y donde el guion se quedaba muy diluido. No me parece tan novedoso, pero es una evolución muy buena. También creo que el monólogo, no está bien que yo lo diga porque tengo uno, pero ya había un momento que era como 'ya está bien de monólogos'.
