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    'La sociedad de la nieve' no olvida una bella anécdota real: al final Gustavo Zerbino cumplió su misión con los recuerdos de los fallecidos
    Alicia P. Ferreirós
    La vida con Amazon, Netflix, HBO o Disney+, la vida mejor. Le gusta perderse en los catálogos en busca de nuevas obsesiones y joyas escondidas.

    Aunque no aparezca en la película, el superviviente pudo cumplir a su regreso con lo que se propuso en la montaña

    Hay cosas que, por cuestión de tiempo, se han mostrado de forma un poco diferente, pero La sociedad de la nieve es un relato prácticamente perfecto sobre lo que los pasajeros del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya vivieron en la cordillera de los Andes cuando su avión se estrelló en la montaña aquel fatídico 13 de octubre de 1972. Con el libro homónimo de Pablo Vierci como base y los testimonios y decenas de conversaciones con los supervivientes de la tragedia, la película de J.A. Bayona que competirá en los Oscar narra la historia con tanto respeto como realismo, poniendo el foco, además, y al mismo tiempo sirviendo como homenaje, sobre los que no pudieron volver.

    Además de conseguir su objetivo de trasladar a los espectadores hasta el fuselaje destartalado de aquel avión y hasta la inmensidad de aquella montaña, La sociedad de la nieve ha prestado una gran atención al detalle, representando muchas de las anécdotas compartidas por los supervivientes.

    La sociedad de la nieve
    La sociedad de la nieve
    Fecha de estreno 15 de diciembre de 2023 | 2h 24min
    Dirigida por Juan Antonio Bayona
    Con Enzo Vogrincic Roldán, Simón Hempe, Matías Recalt
    Medios
    4,0
    Usuarios
    4,3
    Sensacine
    4,5
    Streaming

    Una de las más bonitas y que se refleja muy bien en la película de Netflix es sin duda la que más representa a Gustavo Zerbino, un estudiante de medicina de 19 años que sobrevivió durante los 72 días que estuvieron atrapados en la montaña y que llevó a cabo algunas misiones clave, como formar parte de varias expediciones o ejercer como uno de los médicos del grupo, ofreciendo auxilio y también acompañamiento a aquellos que estaban a punto de morir. Además, a lo largo de su tiempo en la montaña, Gustavo se encargó de recolectar todos los recuerdos que pudo, pequeños detalles de los muertos que luego poder devolver a sus familias si finalmente lograban salir con vida.

    Lo que hacía Gustavo Zerbino sale reflejado en la película de Netflix, en la que es interpretado por el actor argentino Tomas Wolf, así como un icónico momento final en el que el superviviente se niega a subir al helicóptero de rescate si no es con la pequeña maletita en la que había guardado todos aquellos recuerdos. Una anécdota real que demuestra lo importante que era para él su misión de llevar un pedazo de cada una de las víctimas a sus familiares.

    "En esa valija iban 29 personas" recuerda una de sus hijas en una entrevista hablando de su padre. "Él sintió que recolectar cada cosa lo ayudaba de alguna manera a sentir que él iba a salir. Era su combustible para no darse por vencido, para poder salir y llevarle eso a sus familias".

    "Durante todos los días, fui juntando en un bolso que aún conservo los recuerdos de todos los fallecidos", relata Zerbino en su relato para el libro de Vierci. "Soy el único de los que están vivos que los vio absolutamente a todos, porque subí y bajé a la montaña, para buscarlos y encontré sus cuerpos para traer su memoria. [...] Me había autoimpuesto la meta de traerle a cada padre, a cada madre, a cada hermano, a cada novia, un recuerdo de ese amigo nuestro".

    ¿Qué hizo Gustavo Zerbino con los recuerdos de los fallecidos? Tras el rescate y ya de vuelta en Montevideo, el superviviente cumplió y completó su misión de entregar los objetos a los familiares:

    La cadenita de Valeta, que le entregué a sus padres; la carta de Gustavo Nicolich a su novia Rosina: la carta de Arturo Nogueira para sus padres, sus hermanos y su novia. Toda esa historia que se truncó en la montaña la traje en un bolso

    "Los conservo en este altar, que es mi mueble más sagrado y más querido"

    "Con el tiempo ese bolsito fue creciendo, abultándose. Tuve que ordenarlo, aquí los relojes, las medallas, allá las cartas, los documentos, los papeles más íntimos. El bolsito aquel terminó convertido en un bolso, con las pertenencias de veintinueve historias amputadas", recuerda Zerbino, quien todavía tiene un altar en su casa con algunos de los recuerdos que guardó a título individual y que realmente no supo a quién pertenecían:

    "En el lugar preferencial de mi casa, sólo tengo recuerdos de la cordillera. Fotos de muchos de los que fallecieron. Objetos del avión. Cosas que fui rescatando de todos los que morían y que no supimos, luego, a quién pertenecían. Entonces los conservo en este altar, que es mi mueble más sagrado y más querido", explica en su relato para el libro. "Hubo cosas que no supimos a qué muerto pertenecía ni ningún sobreviviente lo reconoció como propio. Tengo una pila de radio que sufrió el frío inclemente, a la intemperie, y quedó completamente retorcida, contraída, que incluso es difícil reconocer como una pila. Tengo estos lentes que fabriqué después de aquella expedición en que quedé ciego, un almohadón de los que usábamos para caminar".

    Una escena eliminada de 'La sociedad de la nieve' abordaba la historia más triste: sobrevivió al accidente pero no pudo reunirse con el grupo

    De sus decenas de recuerdos, la más especial es una cruz "que simboliza todo lo que vivimos": "Es una cruz que alguien llevaba colgada en el pecho y la encontré tirada en la nieve. Tiene cuatro centímetros en la parte más larga, y el brazo entero que le sobra mide menos de dos centímetros. Lo que más me conmueve es que a pesar de estar abollada, de faltarle un brazo, con el metal desgarrado, igual sigue siendo, inconfundiblemente, una cruz. Eso fue lo que nos ocurrió. Estábamos abollados, golpeados, maltratados, pero seguimos siendo hombres enteros"

    "¿Cómo iba a dejar arrojadas en la nieve, como si fuera en un basural, las historias de todos mis amigos?", se pregunta sin necesidad de respuesta al recordar por qué se negó a subir al helicóptero sin su bolso. Aquella misión que se impuso le ayudó en la montaña, pero también permitió que los familiares pudieran recuperar objetos que les acompañarían siempre.

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