Cuando El quinto elemento se estrenó en 1997 hubo gente que salió despavorida de la sala de cine quejándose de la obra de Luc Besson. De las mismas sesiones también salieron espectadores que se quedaron alucinados con el despliegue de creatividad del director francés y que años después han encumbrado la cinta al top de las más relevantes para el género de la ciencia ficción.
El nivel de complejidad de su trama y la caótica producción por la que pasó la han puesto en el punto de mira del nuevo vídeo de SensaCine Animado, el formato de Alesya Makarov para SensaCine. "Pero si su argumento es un sindios, ¿qué es lo que hace a El Quinto Elemento tan especial?, ¿Por qué es una cinta tan querida, a pesar de tener un par de cosas un poco turbias que ahora os contaré…?", comienza el vídeo.
Con 16 años, Besson había escrito más de 400 páginas sobre un ex-militar que trabajaba taxista al que le había tocado un pasaje al Phloston Paradise, y acababa embarcado en una aventura para salvar el mundo. Pero este relato adolescente se quedó en el cajón durante muchos años. Tuvieron que pasar varias décadas hasta que rescatara su idea y fue en 1991 cuando intentó sacarla adelante. Por aquel entonces eran 400 páginas de historia y calculó que costaría unos 140 millones de dólares realizarla, una cifra desorbitada en una industria, la europea, que no gasta más de 20 -en sus mayores 'blockbusters'-.
Es una de las grandes películas de ciencia ficción de la historia, pero fue ideada por un adolescente de 16 añosLa productora Gaumont se animó a participar en el proyecto junto a Warner Bros. y así dio comienzo la tarea titánica de diseñar lo que Besson tenía en mente. Dan Weil, el diseñador de producción, elegía cada semana un tema a trabajar. Por ejemplo, una semana eran los “mondoshawans”, Luc se acercaba a la nave donde trabajaban y les hablaba un poco sobre el lore de los “mondoshawans” para que se inspiraran, y luego les daban completa libertad de creación. Al final de la semana, tenían a más de 50 mondoshawans distintos sobre la mesa y elegían uno.
Y así hicieron con cada criatura, cada personaje, cada nave espacial, cada accesorio, arma, tickets de vuelo… Ese fue el día a día de estos 7 ilustradores durante un año, en el que se hicieron más de 8.000 dibujos para crear todo el mundo imaginario de El Quinto Elemento.
Este trabajo a destajo se paralizó por completo porque ninguna de las compañías que lo financiaban lo veían claro. Así, Luc besson se dedicó a realizar El profesional (León), cuya buenísima acogida -ya era un "director fiable"- le permitió acceder a nuevas propuestas. Un parón de dos años que, según Weil, benefició a la película. Al volver a ver, con ojos frescos, todo el material que se hizo dos años atrás, pudieron seleccionar mejor las cosas que funcionaban y las que no. Por fin tenían un guion más compacto y bajaron el presupuesto de los 140 millones a tan solo 90.
El quinto elemento sentó precedentes en el cine de ciencia ficción. Un mundo lleno de colores vibrantes, personajes encantadores, estampados loquisimos, casi con una nostalgia romántica hacia los propios 90 desde un futuro distante y, sobre todo, pura extravaganza, además de pequeños gags entre escena y escena que aligeraban y le daban un tono más alegre y positivo a la película. Eso sin contar con los temas que trataba - cuestiones sociales, éticos, políticas, tecno-filosóficas, sobre la alienación social, las amenazas mortales extraterrestres...-.
Todo está explicado a máximo nivel de detalle en el vídeo que encontrarás en nuestro canal de YouTube.