Con Jungla de Cristal en 1988, John McTiernan creó un clásico del cine de acción para todos los tiempos, que todavía se considera uno de los mayores hitos del género y que no sólo lanzó una franquicia que ahora incluye cinco películas, sino que también dio origen a toda una serie de imitadores.
Si bien también vale la pena ver a esos sucesores, también hubo muchas estafas que podrían evitarse, así como representantes aislados que fueron casi olvidados y nunca recibieron el reconocimiento que merecían como, por ejemplo, Muerte súbita.
Los terroristas aprovechan la final de hockey sobre hielo para atacar al vicepresidente de los Estados Unidos (Raymond J. Barry). Si no transfiere miles de millones de dólares a su cuenta en el menor tiempo posible, el estadio y sus miles de espectadores volarán por los aires.
El único que ahora puede frustrar sus planes es el atrevido bombero Darren McCord (Jean-Claude Van Damme), cuyos hijos, sentados entre el público, corren a los brazos de los autores intelectuales del ataque.
De la visión original de Muerte Súbita, en la película final sólo se pueden ver los pilares básicos de la historia. Randy Feldman en realidad diseñó el proyecto como una comedia de acción que rozaba la parodia. Según el guionista, sólo una escena de sus ideas, aquella en la que Van Damme se pelea con un pingüino, acabó en la película. Aparte de eso, casi vemos a una estrella completamente diferente en el papel principal.
“Rígido como un poste, feo como un piojo”: Estas palabras golpearon duramente a Jean-Claude Van Damme antes de convertirse en una estrella de acciónArnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone y Bruce Willis fueron originalmente los candidatos preferidos para el papel principal. Sin embargo, Scwarzenegger acababa de rodar Mentiras arriesgadas y Junior, Willis estaba ocupado con la tercera parte de La jungla de cristal y a Stallone simplemente no le gustó el guion.
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