Es un clásico que las películas de ciencia ficción imaginen el futuro y las dos formas más habituales de hacerlo son o planteando un futuro distópico en el que la humanidad se ha ido al traste y unos pocos supervivientes luchan por seguir adelante o un futuro inquietantemente evolucionado en el que las nuevas tecnologías han cambiado la realidad tal y como la conocemos. Otras, como Repo Men, una película de 2010 dirigida por Miguel Sapochnik, mezclan un poco ambas cosas.
Ambientada en el año 2025 al que ahora le acabamos de dar la bienvenida, hace 15 años el futuro imaginado por Repo Men presentaban unos avances impresionantes en la tecnología médica, pero, al mismo tiempo, un escenario absolutamente inhumano y cruel, en la que el capitalismo y el poder prima por delante del derecho a la vida.

Adaptación de la novela The Repossession Mambo de Eric Garcia, en la película se ha logrado perfeccionar los órganos biomecánicos que puedan sustituir a los órganos biológicos, pero son extremadamente costosos. Aquellos que necesitan un trasplante médico pueden comprarlos a crédito, pero para los que no pagan se han creado unas figuras llamadas Repo Men.
Los Repo Men tienen una desagradable tarea: su misión es extraer órganos artificiales de los cuerpos de sus dueños si estos no han pagado sus deudas y los amigos Remy (Jude Law) y Jake (Forest Whitaker) se encuentran entre las estrellas de su profesión. Su jefe Frank (Liev Schreiber) es fríamente calculador y ni siquiera hay piedad con los niños a la hora de extraerles los órganos que les mantienen con vida. Cuando Remy es abandonado por su esposa Carol (Carice Van Houten) debido a su trabajo, el profesional de repente empieza a sentirse culpable. Él quiere salir, pero justo entonces sufre un accidente que hace que sea él mismo quien necesita un corazón artificial, cuyos pagos sólo podrá afrontar si continúa trabajando.
La película, estrenada en el año 2010 por el guionista de Juego de Tronos y creador de La casa del dragón Miguel Sapochnik, fue recibida con malas críticas, pero no deja de llamar la atención este 2025 por el hecho de trasladarnos a nuestro año actual. Aunque agradeciendo que no acertase en sus predicciones, por supuesto.