Nunca nadie habló de nuestro futuro como sociedad de manera tan bonita como lo hizo WALL·E en 2008. Esta película de Pixar ofrece una visión única acerca del egoísmo del ser humano y lo convierte en una película de ciencia ficción visualmente hermosa, emocionante y con mucho trasfondo. Un imprescindible del género en el que muchas veces no caemos pero que siempre es recomendable.
Si te apetece volver a verla o darle una oportunidad, WALL·E está incluido en el catálogo de Disney+.
La cinta comienza con la evacuación del planeta Tierra después de que los humanos se hayan destruido a sí mismos con una acumulación desmedida de basura. Ahora deben rehacer su vida en otro planeta mientras los robots se encargan de limpiar lo que una vez fue su hogar.
700 años después solo queda un superviviente: WALL·E, que sigue rastreando la Tierra retirando desechos y guardando pequeños tesoros. Ha desarrollado una personalidad propia y lleva a cabo su misión de manera responsable. Un día llega un nuevo modelo de robot, EVE, que deja al pequeño robot fascinado. Pero EVE está ocupada buscando señales de que la Tierra se ha recuperado y está permitiendo nuevamente que la vida humana prospere.
Pixar
A Andrew Stanton se le ocurrió la idea para WALL·E en 1994 mientras comía con sus compañeros de trabajo, John Lasseter, Pete Docter y Joe Ranft -pesos pesados de Pixar-. Toy Story está a punto de finalizar y hablaron de proyectos de futuro. Entre Bichos, Monstruos S.A. y Buscando a Nemo surgió esta pregunta: "¿Qué pasaría si la humanidad tuviera que abandonar la Tierra y alguien olvidara apagar el último robot?".
Este fue el origen de la cinta, pero tardaría aún mucho tiempo en coger forma. Junto con Docter, Stanton convirtió al protagonista en una especie de Robinson Crusoe robótico que recolecta basura. Cada cierto tiempo iban añadiendo capas al personaje y a la película: añadieron a su amiga planta, decidieron que iba a enamorarse y pusieron su foco en las descripciones visuales, no en las palabras.
"Desde Steve Jobs y John Lasseter hasta abajo, todos nos animaron a intentar expandir las fronteras no solo de lo que hacíamos en el estudio, sino del cine en general. No pretendíamos repetirnos, sino evolucionar el medio y, con suerte, formar parte de la historia del cine ganándonos la vida, simplemente haciendo una película digna", declaró Stanton en una entrevista con A.V. Club.
El director confiesa que quería llevar el cine de autor a las películas infantiles: "cuando Buscando a Nemo funcionó tan bien y tuvo éxito, dije: 'Bueno, esto era solo la punta del iceberg. Quiero ir más allá. Quiero sentirme como... ¿Cómo se sentiría una película animada de ciencia ficción si la viera en el cine de autor al que iba de niño?'. Básicamente, intentaba conseguir un sabor y un tono que nunca había conseguido en ese medio".
Aunque pasó por muchos diseños diferentes y conceptos de lo más variados, finalmente decidieron representar a los humanos como "bebés grandes" y desarrollar un tema metáforico por el que estaban aprendiendo de nuevo a ponerse de pie. En la versión final, WALL·E y EVE inspiran a la humanidad a crecer hacia algo mejor. Este giro que decidieron darle al proyecto y que no estaba en los bocetos iniciales es lo que convierte a la cinta en algo muy especial y lo que la mantiene siendo relevante 17 años después de su estreno.