Ahora es uno de los actores más taquilleros y populares de Hollywood, pero hace ya cuatro décadas Tom Cruise, como la mayoría de actores y actrices que están empezando, era solo un joven ambicioso con talento y muchas ganas de abrirse un nombre en la industria que se emocionaba cuando una estrella de renombre se cruzaba en su camino. El propio actor, que este mes de mayo estrena la nueva entrega de su franquicia de acción más longeva y famosa, Misión Imposible: Sentencia final, lo recordaba en un encuentro en el British Film Institute celebrado en Londres este fin de semana, cuando compartió un encuentro fortuito con Dustin Hoffman en los años 80 que acabó derivando en el que sería uno de los mejores papeles de su carrera.
El momento en cuestión se remonta al año 1984, una época en la que Cruise empezaba a despuntar como joven promesa. Había participado en el filme Rebeldes de Francis Ford Coppola y protagonizado Risky Bussiness y La clave del éxito y justo acababa de rodar Legend, bajo la batuta de Ridley Scott. Hoffman por su parte, que le saca exactamente 25 años a Cruise, ya era una estrella consagrada que había ganado el Oscar unos años antes por su trabajo en Kramer contra Kramer, por lo que entonces el joven intérprete le admiraba mucho.
Según recordaba Cruise en el evento, tal y como recoge Variety, vio a Hoffman pidiendo comida para llevar en un restaurante de Nueva York mientras se encontraba con su hermana pequeña Cass, quien rápidamente le animó a saludar a su ídolo.
"Me dijo: 'Ahí está Dustin Hoffman'. Levanté la vista y allí estaba, con sombrero -estaba rodando Muerte de un viajante- y pidiendo comida para llevar", recordaba Cruise asegurando que su hermana llegó a ponerse realmente insistente con el tema:
Me dijo: 'Ve allí y salúdale'. Le dije: 'No voy a saludarlo'. Me respondió: 'Lo conoces, conoces sus películas'. Y ella no hace ese tipo de cosas. Y yo no me acerco a la gente, pero ella era muy insistente
"Si no lo haces, simplemente iré allí y le diré quién eres", recuerda Cruise que le dijo su hermana mientras él temía que Hoffman no tuviera ni idea de su existencia: "¡No va a saber quién soy, va a ser muy humillante!". Pero nada más lejos de la realidad, puesto que el veterano actor le reconoció al instante: "Le dije: 'Disculpe, Sr. Hoffman, lo siento...'. Y él respondió: '¡Cruise!'".
Aquel encuentro terminó de la mejor forma posible, puesto que Hoffman le mostró a Cruise interés en rodar con él en el futuro, lo que ocurriría muy poco tiempo después, cuando ambos protagonizaron juntos una de las mejores películas de ambos: Rain Man, por la que Hoffman ganó su segundo Oscar y una de las que consagró a Cruise.

"Cuando me iba, me dijo: 'Quiero hacer una película contigo'. Y le dije: 'Eso estaría bien, señor'", recuerda Cruise.
La comedia dirigida por Barry Levinson también ganó el Oscar a Mejor película, Mejor director y Mejor guion original y en ella Cruise pudo lucirse. Interpretaba a Charlie Babbitt, un joven distanciado de su padre que acaba de recibir la noticia de su fallecimiento y que, tras viajar a su funeral, descubre que su herencia ha ido a parar a los cuidadores de su hermano autista, Raymond (Hoffman), al que ni siquiera conoce.