El cine está plagado de escenas de batallas, pero solo algunas de ellas consiguen convertirse en una experiencia única al verlas en la gran pantalla. Una de las que se lleva el título de ser una de las mejores de todos los tiempos, es la que aparece en El último samurái (2003). El filme, dirigido por Edward Zwick y protagonizado por Tom Cruise, se estrenó hace 22 años y ese momento en concreto todavía inspira el respeto del público.
El último samurái es un drama histórico inspirado por la Rebelión Satsuma ocurrida en 1877 y liderada por Saigō Takamori. También se basó en la occidentalización de Japón por parte de extranjeros con poder. El protagonista de la película es Nathan Algren, el personaje de Cruise, un capitán americano que termina involucrado con los guerreros samuráis en el Japón del siglo XIX.
Aunque recibió críticas negativas, El último samurái fue un éxito comercial: costó 140 millones de dólares y recaudó 454.6 millones de dólares en todo el mundo. Además, estuvo nominada a cuatro premios Oscar: Mejor actor de reparto para Ken Watanabe, Mejor dirección de arte, Mejor diseño de vestuario y Mejor mezcla de sonido. Por lo menos, fue reconocida por el público y la Academia.
"Te estás pasando de la raya": Hace 20 años, Tom Cruise zanjó una pregunta incómoda sobre Nicole KidmanParte del elevado presupuesto del filme, seguramente, fue directo a rodar la secuencia de batalla final de la película. En ella, los samuráis, numéricamente inferiores, se enfrentan al ejército imperial.
La última batalla de los samuráis
Warner Bros.
Este momento del filme no solo impresiona por el despliegue de medios y la acción consecuente, también por la carga emocional: los samuráis son mucho menos que sus contrincantes y, aun así, cargan con fuerza y honor contra sus enemigos. Entre ellos, como si fuera uno más, está el personaje de Cruise, que vive toda una transformación personal a medida que transcurre la historia.
El enfrentamiento final de El último samurái está inspirado en la batalla de Shiroyama. Fue el último de la Rebelión Satsuma. La pelea terminó con la muerte de Saigō Takamori, el líder de los samuráis, lo que marcó el final de la Rebelión. El imperio, por su parte, consolidó su poder. La batalla final de Shiroyama fue un momento simbólico y agridulce de la historia japonesa. Al comienzo de la rebelión, los samuráis eran una amenaza, pero, una vez llegó la victoria, fueron idealizados.
