Hollywood no suele dar segundas oportunidades. Si una película ha fracasado y había planes de continuar con una secuela, los ejecutivos no tardan ni medio segundo en reunirse y cancelar los planes de futuro. Al fin y al cabo, hay millones de dólares en juego y cualquier batacazo en taquilla supone un peligro para el estudio. A no ser que cuentes en tu equipo con Vin Diesel, posiblemente el actor/productor más perseverante y testarudo de la industria estadounidense.
Las crónicas de Riddick se estrenó en 2004 como secuela de Pitch Black, una película estadounidense de terror y ciencia ficción con un presupuesto modesto para los estándares de Hollywood, unos 23 millones de dólares. Cuando recaudó el doble de lo invertido -más de 53 millones de dólares de taquilla-, el equipo se dio cuenta de que había sido un éxito inesperado y decidió preparar una segunda parte, de nuevo con Vin Diesel como protagonista y David Twohy como director.
Fue una gran apuesta para Universal Pictures, que esperaba que se convirtiera en su próxima gran franquicia de ciencia ficción y aprovechara la enorme popularidad que alcanzó Vin Diesel a principios de la década de 2000 gracias a Fast & Furious. Sin embargo, la producción no fue tan rentable en esta ocasión porque el presupuesto ascendió hasta los 105 millones de dólares -cuadriplicó el de la primera- y en taquilla recaudó 115 millones.
¿Fue un fracaso? Según como se mire. Estaba claro que había interés por parte del público porque muchos más espectadores llenaron las salas, pero apenas pudo cubrir lo invertido. Además, tuvo que vérselas en cartelera con el estreno de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, que se llevó a gran parte del público.
Los derechos de 'Riddick' a cambio de un cameo en 'Fast & Furious'
Cuando todos daban por hecho que la saga ya estaba muerta, Vin Diesel dio un golpe maestro que permitió que la saga continuara. Pero había dos problemas: uno era que Universal quería a Diesel para la tercera película de Fast & Furious, que no se encontraba en su mejor momento. Al mismo tiempo, Diesel quería hacer una tercera aventura de Riddick y llegó a ofrecer a Universal 10 millones de dólares para hacerse con los derechos de la franquicia, algo que el estudio no quiso vender.
Finalmente llegaron a un acuerdo y Diesel aceptó hacer un cameo en Tokyo Drift a cambio de los derechos de Riddick. El actor y productor quedó contento, pero tuvo que esperar años para poder cumplir su sueño y continuar con las aventuras del personaje. No fue hasta 2013 cuando se estrenó Riddick, la tercera entrega de la saga. Se hizo con un presupuesto de 38 millones de dólares, más cercano a la película original, y alcanzó los 98,3 millones de dólares en taquilla.
Diesel no ha quedado contento con esto y ya está trabajando en una cuarta entrega, Riddick 4, que se rodó en agosto de 2024 y todo parece indicar que se estrenará el año que viene. Quién iba a decir que de un proyecto dado por muerto iban a salir tantas secuelas.