A sus 29 años, la actriz británica Florence Pugh es una de las grandes estrellas de su generación. Este 2025 cimentó la importancia de su personaje en Marvel Yelena Belova en Thunderbolts*, una de las películas que allanan el camino para el regreso de Los Vengadores al UCM el año que viene, y acaba de terminar el rodaje de Dune: Parte 3 de Denis Villeneuve, una de las películas de ciencia ficción más esperadas de 2026.
Asimismo, en los últimos años no solo la hemos visto unirse a grandes franquicias cinematográficas, sino trabajar a las órdenes de Christopher Nolan en su brillante Oppenheimer, protagonizar la tierna comedia romántica Vivir el momento junto a Andrew Garfield y participar en diversos proyectos tanto cinematográficos como televisivos que también incluyen ser actriz de doblaje.
Sin embargo, hay un papel que sigue siendo uno de los más elogiados y recordados de Florence Pugh. Justo antes de Mujercitas, papel por el que sería nominada al Oscar por primera vez y que la consagró como una joven promesa de Hollywood, Florence Pugh impactó a público y crítica con su interpretación en Midsommar, la película de Ari Aster que protagonizó cuando su carrera estaba en pleno ascenso.
En Midsommar, Pugh interpretaba a Dani, una joven que, junto a su novio Christian (Jack Reynor), desea participar en "Midsommar", una festividad de nueve días que los habitantes de un tranquilo pueblo sueco celebran cada novena años. Sin tener idea de lo que les espera, pronto se dan cuenta de que algo anda mal. En lugar de alegres bailes y recolección de flores, se enfrentan a rituales inquietantes y grotescos que convierten sus supuestas vacaciones románticas en una pesadilla.
La interpretación del dolor de Pugh fue absolutamente extraordinaria, pero la actriz tuvo que pagar un alto precio emocional por ello, tal y como ha explicado durante su visita al podcast de Louis Theroux, tal y como recoge la revista Rolling Stone. La actriz se metió tan dentro del personaje, que las emociones que la vemos interpretando en la película eran tan "terriblemente reales" que la llevaron a seis meses de profunda tristeza.
"El personaje se encuentra en un estado terrible en su vida y está constantemente al borde de un ataque de pánico", recuerda Pugh en la entrevista, explicando que ella "nunca, jamás había vivido nada parecido". Eso la llevó a tratar de conectar con el personaje de una forma que le acabó provocando un fuerte daño emocional: "Así que, por eso, realmente me sometí a ello. Al principio, solo imaginaba que me daban la noticia de que uno de mis hermanos había muerto. Luego, a mitad del rodaje, fue como, ¡oh no!, realmente necesitaba imaginar los ataúdes. Y hacia el final del rodaje, de verdad iba al funeral de toda mi familia".
Tres días después del rodaje de Midsommar, Pugh se subió a un avión para rodar Mujercitas y rompió a llorar:
Obviamente, mi cerebro sentía lástima por mí misma, porque me había exigido demasiado y había manipulado mis propias emociones para lograr una buena interpretación. Simplemente no puedo agotarme así porque tiene consecuencias. Creo que estuve triste durante unos seis meses después de eso
La película, uno de los mayores fenómenos del cine de terror reciente, fue muy elogiada por la crítica. Si no la has visto, la encontrarás en los catálogos de Prime Video y Movistar Plus+.