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    Entrevista a los hermanos Dardenne

    Luc y Jean-Pierre Dardenne inauguraron ayer en Madrid el Festival 4+1 con 'El niño de la bicicleta'. Minutos antes nos recibieron en exclusiva para discutir, arduamente, el clasicismo o no de su cine actual.

    Nos encontramos en una de las habitaciones del hotel Ritz con los hermanos ganadores de dos Palmas de Oro, algo de lo que muy pocos directores pueden presumir (las ganaron en el año 99 con 'Rosetta' y  en el 2005 con 'El niño'). La habitación está tremendamente caldeada, los focos de las cámaras han elevado la temperatura a un nivel ciertamente incómodo y los hermanos Jean-Pierre y Luc, ya se hayan en mangas de camisa. Así mientras Jean-Pierre trata de abrir (infructuosamente) la ventana del cuarto, Luc discute con un periodista a propósito de 'Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio 3D (The Adventures of Tintin: Secret of the Unicorn)' (coincidía en fecha el evento de inauguración del Festival 4+1 con el junket en Madrid de la nueva película de Steven Spielberg). "Nosotros somos de Spirou, no nos interesa tanto Tintín", bromea, entre risas. Los hermanos sonríen al ver que no necesitamos los focos, la entrevista será escrita, así que no hay necesidad ni de cámara ni de luces. "Eso es que no te parecemos lo suficientemente guapos", ríe Jean-Pierre, "tengo una pistola escondida en la chaqueta así que pórtate bien".

    Un compañero había salido minutos antes de la entrevista y nos había comentado que los Dardenne se habían deshecho en elogios hacia el cine de Almodóvar, reconociendo la influencia en su obra. Como dicha herencia cinéfila no nos parece elocuente en su cine, empezamos preguntándoles por ello.

    Jean-Pierre (JP): Hombre, no nos referíamos a que Almodóvar ha influido en nuestro cine de una forma directa. Lo que pasa es que sí que nos gusta mucho su cine. Para nosotros fue una manera de descubrir una nueva España, el nuevo país que se creó después de la dictadura. Pasa en todo el mundo: la gente identifica la frescura y libertad del cine de Almodóvar con esta nueva España aún ahora, treinta años más tarde. A nosotros nos gusta mucho Almodóvar, al igual que nos encantan las películas de Kieslowski o Moretti, todos ellos cineastas europeos que, al menos nosotros, descubrimos al mismo tiempo.

    Viendo 'El niño de la bicicleta (Le Gamin au vélo)' pensaba que su cine, con los años, ha tendido hacia un cierto clasicismo...

    Luc (L): No sé exactamente a qué te refieres cuando hablas de clasicismo. Porque clasicismo puede significar rigidez, cosa que no creo que hagamos. Aunque también podrías referirte a la sencillez, en cuyo caso estaríamos de acuerdo.

    Cuando digo clasicismo me refiero a la depuración estilística a la que ha llegado su obra. Ya no hay tanta cámara en mano o planos cerrados. En 'El niño de la bicicleta (Le Gamin au vélo)' la narración es más clásica, con planos más fijos, incluso hay banda sonora, algo insólito en su cine.

    L: Bueno, es cierto que abrimos un poco el foco para esta película. Situamos la cámara a la altura del niño, como a un metro cuarenta y cinco centímetros del suelo, y su movimiento fue lo más sencillo posible, únicamente con travellings de aproximación y de alejamiento. La idea era resultar lo más sencillo y natural que se pudiera. Las energías, si lo comparamos con 'Rosetta', por ejemplo, son muy diferentes, claro. En 'Rosetta' la cámara sufría con el personaje, aquí nos limitamos a contemplarlo.

    Ya pasaba con su anterior película, 'El silencio de Lorna (Le Silence de Lorna)', que adaptaron su mirada al cuerpo de thriller de la historia.

    JP: Es que eso es el cine. La puesta en escena debe estar al servicio de lo que queremos contar. De lo contrario el cine estaría muerto.

    ¿Cuándo decidís la estética que tendrá la película? ¿Al acabar el guión? ¿Durante el rodaje? ¿Todo a la vez?

    JP: Nosotros trabajamos en continuo. Definimos la estética a la vez que escribimos el guión. Es parte de un todo. La dirección de la película debe estar en el guión escrito. Luego vienen los ensayos y el rodaje y algunas cosas cambian, pero en general todo suele estar preestablecido. Cuando el guión se cierra, la película está finalizada.

    Al final de la película parece ocurrir un milagro. Eso la emparentaría con 'La palabra (Ordet)' y con 'El manantial de la doncella (Jungfrukällan)'.

    JP- Nos alegra que nos digas esto, aunque como entenderás, no podemos decirte lo que nosotros pensamos de esa secuencia. Aquí lo interesante es que cada espectador saque sus propias conclusiones. Lo que sí me gustaría destacar dicha secuencia es en que, para nosotros, el amor prevalece sobre el destino. Eso sí que es importante. En cuánto a tu interpretación, es completamente válida. Pero quién sabe, igual vuelves a ver la película dentro de unos años y piensas una cosa diferente. Es algo normal. Pero creemos que es bello que en una película exista esa libertad de pensamiento, que el espectador pueda entrar en ella y reelaborarla.

    Alejandro G.Calvo

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