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    Cannes 2013: 'Only God Forgives', de Winding Refn y Ryan Gosling, todo un manjar de puñetazos

    Recibida con abucheos por una parte de la prensa, 'Only God Forgives' es un delirio esteta de muchos kilovatios. También os contamos qué tal son 'Un château en Italia' de Valeria Bruni Tedeschi y 'Grigris' de Mahamata Saleh-Haroun.

    El director Nicolas Winding Refn en la presentación de Only God Forgives.

    A falta de tres días de terminar el festival de Cannes lo cierto es que no ha habido ninguna película que haya recibido un aplauso crítico unánime -lo más cerca que se ha estado ha sido con Inside Llewyn Davis de los hermanos Coen-, sino más bien todo tipo de reacciones tibias -Ozon, Kore-eda, Jia Zangke- y una gran polémica: La grande bellezza de Paolo Sorrentino. Vamos, que la cosa estaba bastante aburrida. Así que, en mi opinión, creo Only God Forgives de Nicolas Winding Refn nos ha caído como agua de mayo, sacándonos del letargo de tanta película decepcionante y, por encima de todo, situando un debate crítico bien interesante alrededor de un título que rompe con todos los esquemas previstos. La reacción de parte de la prensa, abucheándola en los títulos de crédito -que se abren con una dedicatoria a Alejandro Jodorowski-, ha resultado la anécdota tonta del día: ninguna película lo merece y ésta, menos; pero el cronista veterano ya está acostumbrado a esta fea práctica a la que Cannes no es indemne. Aquí, ha habido abucheos terribles a Jean-Luc Godard, Alain Resnais, Philippe Garrel, Naomi Kawase... incluso recuerdo a Carlos Boyero gritando "¡hijo de puta!" a los títulos de crédito de Anticristo de Lars Von Trier. Qué le vamos a hacer.

    Las actrices Rhatha Pongham y Kristin Scott Thomas junto al director Nicolas Winding Refn.

    Los espectadores que esperen de Only God Forgives que sea una versión tailandesa de Drive ya pueden ir quitándoselo de la cabeza. Winding Refn ha demostrado a lo largo y ancho de su carrera que su gusto por la experimentación sólo es igualado por su notable talento a la hora de poner en escena todo tipo de actos violentos. Y si algo tienen en común Pusher, Valhalla Rising, Bronson y Drive, es que todas ellas son películas que juegan a desestructurar los códigos genéricos de los que parten, acercándose a un modelo cinematográfico -en la onda de cineastas como Monte Hellman, Jean-Pierre Melville o Paul Schrader- donde importa más la metafísica (o lo trascendental) que pueda poseer el relato que el propio argumento en sí. Only God Forgives no es, como parece en el tráiler, una película de peleas callejeras en Taiwan -aunque las hay y son brutales-, ni siquiera una historia de vendetta con un hombre (Ryan Gosling) tratando de vengar a su hermano asesinado -aunque ese es el motor que da arranque a la película-. Aquí, todo es mucho más complejo: a modo de pesadilla lynchiana, la película crea una radiografía tóxica en la relación existente entre una madre diabólica (Kristin Scott Thomas) y su más bien autista hijo (Gosling tiene cinco frases en toda la película), obligándolo a recorrer un azaroso y violento camino que sea capaz de reunirlos de nuevo (dejando un cúmulo de cadáveres a su paso). Winding Refn se deja llevar por su lado más esteta y violento, saturando toda la película de colores rojos, bañándolo en el tremendo score de Cliff Martínez -puede que sea su mejor obra desde Wonderland- y ralentizando unas imágenes donde uno es incapaz de distinguir donde acaba lo real y empieza la pesadilla. Vamos, que Only God Forgives es pura atmósfera, tan bella como tóxica, que cruza los vaivenes al ralentí de Wong Kar-wai con el cine policíaco de los 70 (tiene también algo a Seijun Suzuki). Éxtasis en estado puro. Eso sí, las fans teens de Ryan Gosling se van a sentir tan conmocionadas como hicieron en su día las de Brad Pitt en El árbol de la vida y las de Robert Pattinson en Cosmopolis. Quedáis avisadas.

    Only God Forgives

    Más competición oficial. En Un Château en Italie la actriz y directora italiana Valeria Bruni Tedeschi renueva su voto con la autoficción -de la que Woody Allen es padre putativo-, sometiendo una mirada satírica sobre la clase media-alta burguesa (a la que ella misma pertenece) a través de sus alegrías y sus tristezas, acercándose peligrosamente al sonrojante lema: "los ricos también lloran". La película cuenta la debacle económica de un antigua familia aristocrática que, para no arruinarse, se ve obligada a vender sus propiedades más queridas, entre las que se encuentran una pintura de Brueghel y el susodicho castillo italiano al que da título la obra. Narrada con mucha agilidad y con un tono netamente cómico -por más que lo que abunde sean las desgracias personales-, Bruni Tedeschi se revela como una versión europea de la Tina Fey de Rockefeller Plaza: se convierte en una metáfora dislocada de sí misma, enamorada de un chico joven (Louis Garrel, su pareja en la vida real) del que quiere quedarse embarazada, y tratando de poner orden en una vida atormentada por los fracasos sentimentales, su desastrosa carrera profesional y la enfermedad terminal de su hermano. Material que, en cualquier otras manos, hubiese dado pie a un drama abigarrado, y que en manos de la actriz de Una couple parfait se convierte en una comedia fresca, ágil y, si me apuran, hasta necesaria.

    El reparto al completo de Un Château en Italie junto a la directora Valeria Bruni Tedeschi.

    La última película vista, por el momento, es Grigris de Mahamat Saleh-Haroun, la concesión africana de la sección oficial competitiva (al director ya le vimos hace un par de años con la superior Un homme qui crié). Así que no volveré a reincidir en aquello de caricaturizar las virtudes y defectos de un cine hecho con escaso presupuesto y vocación directamente social, limitándome a señalar que la película -que cuenta las desventuras de un bailarín tullido, enamorado de una prostituta, que se mete a traficante para pagar las facturas del hospital de su padre enfermo de cáncer: háganse a la idea de lo visto- es una prescindible cinta únicamente salvable por su valor antropológico (el acercarnos a una cinematografía ignota). Hay un público para ese cine de buenas intenciones y pobre desarrollo, pero desde luego yo no formo parte de él.

    Souleymane Démé, Anïs Monory, el director Mahamat-Saleh Haroun y la productora Florence Stern.

    Música de fondo: Uri Caine & Paolo Fresu

    Alejandro G.Calvo

    + Todas las crónicas de Cannes 2013 by Alejandro G. Calvo

    Día 1: Los fuegos de artificio de 'El gran Gatsby' sirven de chupinazo de salida del festival.

    Día 2: Las ladronas pijas de Sofia Coppola dan la nota en 'The Bling Ring'.

    Día 3: Cannes se pone hardcore: prostitución ('Jeune & Jolie'), torturas ('Heli') y sexo explícito gay ('L'inconnu du lac').

    Día 4: Hirokazu Kore-eda con 'Like father, like son', el primer candidato firme a llevarse la Palma de Oro.

    Día 5: Los hermanos Coen ovacionados por 'Inside Llewyn Davis'.

    Día 6: James Franco da la sorpresa con 'As I Lay Dying'.

    Día 7: El show de Michael Douglas en 'Behind the Candelabra' apunta a premio.

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