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    Nacho Cerdà, el hombre detrás de la gran familia Phenomena

    Hablamos con el director de cine de su carrera como realizador y de cómo llegó a encabezar uno de los proyectos más notorios, en lo que a experiencia cinematográfica se refiere, de los últimos años.

    Los Goonies, La Guerra de las Galaxias, Cazafantasmas… Todas ellas son películas que ya pertenecen al ideario nostálgico cinéfilo. Cintas que marcaron la infancia de una generación a lo largo del planeta y que muchos no pudieron ver en pantalla grande en su momento. Y eso mismo debió pensar Nacho Cerdà cuando fundó Phenomena, en el año 2010, con un programa doble: Tiburón y Alien, el octavo pasajero. Su objetivo, como su propio nombre indica, era concebir el cine como una experiencia en mayúsculas. Pero antes de centrarnos en hablar de su compañía, vamos a remontarnos muchos años atrás para conocer un poco mejor al creador de este proyecto, con quien hemos hablado, que lleva casi una década conquistando al público.

    Nacho Cerdà dió sus primeros pasos en el cine en el año 1990, en EE.UU, donde estudió un curso de cine. Al finalizarlo, dirigió su primer cortometraje, The Awakening (1990). Regresó a Barcelona, donde siguió con su empeño por la realización. Escribía guiones y buscaba financiación para llevarlos a cabo. Fue así como fraguó dos cortos más, el impactante Aftermath (1994) y Génesis (1998), además de ayudar en la producción de dos obras tras las que estaban los cineastas David Alcalá y Jaume Balagueró. Tras su paso por el falso documental con Ataúdes de luz (2002), Cerdà se centró en su primer largometraje, Los abandonados (2006), en el que puso los ojos la productora catalana Filmax.

    Mi intención en aquel momento era obtener interés de la industria y eso fue lo que ocurrió. Por aquel entonces coincidió que, tras la realización de Génesis en el año 1998, Filmax daba sus primeros pasos con la Fantastic Factory. Los principales artífices del proyecto, Julio Fernández y Brian Yuzna, andaban a la caza de nuevos talentos para la productora y yo siempre había estado en la órbita de sus posibles nombres. Pero los contactos no dieron sus frutos hasta el año 2006, ya que previamente preparamos algunas cosas que no salieron. Fue entonces cuando sacamos adelante Los abandonados. Me he pasado muchos años desarrollando cosas que no han salido e incluso después de este largometraje estuve más de tres años y medio con otra película que no consiguió levantarse

    A pesar de sus problemas para sacar proyectos adelante, el realizador nunca ha dejado de lado su carrera en la industria -ha trabajado de director de segunda unidad con Rodrigo Cortés en Luces rojas y también en la más reciente Blackwood. Su pasión por el cine hizo que se adentrara además en una nueva aventura, centrada puramente en el sector de la exhibición. Como todo buen cinéfilo, también se considera un gran devorador de películas y ha buscado la diversificación de su trabajo sin desentenderse del 'establishment'. Entre esas otras labores, el catalán también ha impartido clases en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC), charlas a las que también ha acudido el ahora exitoso Javier Ruiz Caldera (Superlópez). El director tenía en mente un montón de largometrajes que quería que el público disfrutase en pantalla grande. Así nacieron las sesiones de Phenomena, un programa doble en el que se proyectaban dos cintas que habían marcado la infancia o adolescencia de toda una generación. Comprendía desde la de los criados en los 60 hasta los nacidos en los años 90 (gente que creció con The Warriors o El exorcista, películas que han pasado por la sala). Poco a poco, la iniciativa fue creciendo y las proyecciones comenzaron también en Madrid con gran éxito de clientela. Fue este desarrollo natural el que impulsó a su creador a convertir el evento en una sala.

    Más allá de los 'blockbusters', tenía en mente una programación alternativa (la llamada en EE.UU 'grindhouse') procedente de los cines de barrio que había en Barcelona. Especialmente en los que se proyectaba un programa doble. Todo este material quería programarlo en un cine que pudiera ser controlado en su totalidad por Phenomena. Esto ocurrió en el año 2014, tres años después de empezar de forma itinerante, cuando se nos presentó la posibilidad de reformar una antigua sala. Es una evolución. Poco a poco, el negocio ha ido variando porque las posibilidades de la sala han hecho posible y atractivo que se puedan ver superproducciones actuales, desde Mad Max: Furia en la carretera (que fue el primer gran estreno que proyectamos) a Vengadores: Endgame. Es una sala que la gente escoge porque quiere ver una película en buenas condiciones y a raíz de ello se ha creado una especie de familia alrededor nuestro

    Captar nuevos fieles sin perder su esencia

    Cerdà considera que es una gran lástima que se perdiese el cine de barrio con programación doble. Existió una época en la que dichas salas podrían proyectar primero un 'western', seguido de una cinta de artes marciales. Y su desaparición ha hecho que gran parte de las producciones que podemos llamar de Serie B o 'fondo de armario' caigan en desgracia y sólo lleguen en formato doméstico o a través de su emisión en televisión -si tiene suerte de salir adelante. Todo esto, aunque sí de forma limitada empuja al director a seguir con el proyecto: enseñando largometrajes que no se pueden disfrutar en pantalla grande -es el llamado Phenomena Premiere, para producciones sin distribución nacional- o que prácticamente han caído en el olvido, proyectadas incluso en 35 milímetros.

    La evolución, en resumen, depende de lo que el público demande. Y esta transformación ha hecho que la programación de la sala se amplíe y, por lo tanto, su público sea todavía más heterogéneo. "Puede venir una persona mayor (incluso muy mayor) y también niños, aunque en menor medida. Los más pequeños suelen venir acompañados por sus padres, que son gente más o menos de mi generación y que vienen a que sus hijos descubran clásicos muy específicos como Cantando bajo la lluvia o Ben-Hur. Nuestro cine puede evocar las salas a las que acudíamos en nuestra infancia y eso parece que es algo que los más mayores quieren transmitir a los muchachos", nos cuenta.

    El equipo de Phenomena, en sus comienzos, supo detectar que en Barcelona había una inquietud por descubrir películas desconocidas o bien de las que poca gente se acordaba. Sin embargo, parece que a día de hoy es todo lo contrario. "Si ese producto no está avalado por una marca (como puede ser el caso de Marvel) o por alguien (como pueden ser las páginas de crítica cinematográfica al estilo Metacritic), parece que la gente no asume el riesgo de verlo. Quizá es por ello por lo que la industria no arriesga y se ha centrado en los 'remakes' y en las adaptaciones de cómic o de grandes sagas literarias. Es una tendencia quizá inexplicable y la pregunta es: ¿Dónde se han metido todos esos consumidores de nostalgia y de producto de Serie B que había unos pocos años atrás?" se pregunta. Aun así el proyecto sigue en alza y diversificando su oferta, como día a día se demuestra.

    En palabras de Cerdà, el mayor reto al que se enfrenta Phenomena es seguir adelante en un negocio en plena transformación. "Como se demuestra día a día en el negocio, hoy eres muy puntero pero es probable que mañana nadie se acuerde de ti. Creo que el exhibidor actual ha ido abandonando poco a poco al espectador". La compañía encara la aventura de conseguir nuevos fieles sin defraudar a los seguidores acérrimos. Día a día, tratan de mejorar en el aspecto técnico, en el trato al cliente y siempre sin caer en la dejadez.

    Netflix y otras plataformas no son el enemigo

    "No considero que plataformas como Netflix o HBO sean una amenaza para el cine tradicional, sino más bien algo complementario como lo fueron los reproductores de vídeo domésticos hace décadas", opina Cerdá cuando le preguntamos sobre la incursión de los gigantes de 'streaming' en el panorama audiovisual.

    Es más, gracias al 'streaming', podemos ver productos que no tendrían cabida en ningún otro lugar. Es por esto por lo que los distribuidores han de tomar cartas en el asunto y evolucionar para mejorar la experiencia o para convertirla en otra cosa

    Para finalizar, la cabeza visible de Phenomena sí que se declara preocupado por la evolución del modelo tradicional. "En este desafío no hay que ver al público consumidor de series o ficción televisiva como un enemigo, sino como todo lo contrario. En su día, entre diversos círculos del negocio, ya se satanizó internet y fue un invento que se demostró que podía ser muy bueno para la difusión del séptimo arte. La industria debería convertir el proceso en un acto social más que en algo individual. Es un cambio que se antoja complicado debido a que el sistema se encuentra anquilosado en un modelo que poco a poco se va quedando obsoleto. Si el cliente tiene un gran grado de satisfacción del producto, el pagar una entrada no puede resultarle caro en su pensamiento". Es el principal desafío de este hombre que empezó haciendo un curso de cine en los 90, en EE.UU, y que ahora fabrica sueños en una sala de Barcelona. Si te pasas por el número 168 de la calle Sant Antoni Maria Claret, quizá cumplas alguno.

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