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    Tenía ansiedad por todas las series que tenía que ver, pero he encontrado una solución

    Para poder vivir mejor he decidido desechar de mi vida la responsabilidad de estar al día con las actualidades seriéfilas. Y lo agradezco enormemente.

    He dejado de ver series porque me estaba generando ansiedad. Es un problema de 'millenials', desde luego, pero es la realidad. Hasta hace poco vivía tratando de estar al día en todas las novedades seriéfilas. Todos los estrenos importantes los tenía apuntados y me prometía a mí misma que conseguiría verlos. La lista ha llegado a ser tan larga que ni siquiera sé qué tengo que ver en cada plataforma y el estrés por no perderme nada impide que disfrute de cualquier título que me ponga a ver.

    Solo hay un tipo de serie con la que realmente disfruto: aquella que es vieja o que nadie sigue y, por tanto, no tengo ninguna prisa por terminar. ¿La solución? Dejar a un lado esa autoexigencia de no perderme ningún estreno y dejarme llevar por lo que realmente me apetece en el momento, ya sea una serie emotiva y facilona como The Good Doctor o algo para no pensar en nada como Shameless

    Seguro que no soy la única que se ha planteado este cambio. Las novedades de las plataformas de 'streaming' son apabullantes, asfixiantes y muy cambiantes. Es físicamente imposible poder ver todo lo que, supuestamente, está de moda. Si hace 10 años bastaba con seguir Breaking Bad y Juego de tronos para ser el enterado en series de tu grupo de amigos, ahora debes tener en cuenta las grandes series de Marvel en Disney+, la última miniserie estrenada en HBO Max, esa serie épica que todo el mundo ve en Netflix, la novedad de ciencia ficción de la semana de Prime Video y, cómo no, alguna de la que nadie habla, que hay que presumir. Terminado con todo eso, vuelta a empezar. Y así una y otra vez hasta que no sabes ni de qué va la serie que estás viendo.

    La guerra del 'streaming' ha aumentado la oferta audiovisual de una manera que no podíamos imaginar hace tan solo 5 años y una de las consecuencias es esa sensación de estar perdiéndose cosas -ese maldito FOMO que tan presente está actualmente- lo que, a su vez, lleva a no poder disfrutar del momento. Hay que relajarse. "Indudablemente, hay un agobio. La oferta ahora mismo es tal que se te acumulan las series para ver y llega el agobio", afirma a SensaCine Mercedes Medina, doctora en Comunicación, experta en tendencias de consumo audiovisual, y profesora titular de Periodismo de la Universidad de Navarra. "La manera de consumir de los espectadores ha cambiado absolutamente. El público se ha hecho ansioso en su consumo", añadía en otra entrevista realizada para este mismo medio.

    Mi plan para dejar atrás la ansiedad

    - No mires las categorías de estrenos de las plataformas de 'streaming'. La mejor manera de no tener ansiedad por la avalancha de estrenos es no saber cuáles son. Si vives en el desconocimiento absoluto y te quedas únicamente con lo que más te interesa, vivirás mucho mejor.

    - Trabaja muy bien tu propia lista y úsala como tu biblia. La lista personalizable de cada usuario es la mejor herramienta de las plataformas de 'streaming'. Cada vez que veas una recomendación interesante en un medio de comunicación o que un amigo te descubra una serie de tu interés, añádela en tu lista. Cuando quieras ver algo nuevo, ve directamente a tu selección y disfruta.

    - Intercala series con películas. El ritmo de una serie es completamente diferente al de las películas. En el cine, el ritmo es más pausado y requiere una atención diferente del espectador. Además, solo duran 2 o 3 horas, en comparación de las 10 que puede llegar a tener una sola temporada. Yo he encontrado en el cine mi lugar de descanso y ver una buena película entre serie y serie ayuda enormemente a bajar esa sensación de no llegar a todo.

    - Ten tu propia serie de escape. A veces no necesitas ver un estreno o no te apetece enfrentarte a una historia completamente nueva. Lo que buscas es pasar un rato divertido sin pensar en nada más. Para ello, yo tengo varias comedias o series ligeras que me relajan después de un día largo. Ellas son mi vía de escape para huir de la realidad, que es justo para lo que deberían servir.

    Por qué ya solo puedes ver películas cortas

    Ver algo ya para empezar lo siguiente

    La principal razón por la que he decidido ver series es porque había llegado un punto en el que, viese lo que viese, estaba pensando en lo siguiente que tenía que sumar a mi lista. "Genial Oscar Isaac en Caballero Luna, pero que acabe ya porque tengo que ver el nuevo episodio de Tokyo Vice y encima me han hablado muy bien de Separación, que a ver cuándo puedo ponerme con ella", me decía a mí misma. Me resultaba imposible disfrutar de lo que estaba viendo y, mira, si para algo se realizan series y películas es para gozarlas, no para llevar un conteo.

    Si solo tuviésemos una suscripción, no habría problema, pero, de media, cada hogar español tiene acceso a 2,6 plataformas de pago, lo que multiplica la oferta y el agobio. "En todos los hogares hay suscripciones a todas las plataformas porque no encuentras una plataforma que tenga todo lo que te gusta. Al final, vas buscando lo que te gusta en la plataforma que sea", asegura Medina.

    No queremos vivir agobiados pero tampoco queremos perdernos nada. ¿Seré yo que me estreso enseguida? En ocasiones he pensado que quizás fuera la única que tenía este tipo de problemas, pero en los últimos meses han aumentado las conversaciones en mi entorno acerca de este hartazgo seriéfilo. No es algo a nivel individual, sino que todos hemos sido engullidos por un sistema en el que si no ves la serie de moda en el fin de semana de su estreno, no vale para nada. Y ésta es otra cosa con la que hay que luchar.

    Todo caduca muy rápido

    El pasado 27 de mayo se estrenó la temporada 4 de Stranger Things y, como suelen hacer muchas series ahora, se dividió en dos partes. La segunda llegó un mes después, el 1 de julio, y, durante todo ese tiempo, vivimos en la fiebre de Stranger Things. Ahora han pasado tres semanas desde que terminó esta entrega y... ¿dónde quedó Hawkins? ¿No tienes la sensación de que la fiebre ha bajado drásticamente cuando no han pasado ni 30 días desde que los episodios estaban disponibles en Netflix? ¿Y qué fue de El juego del calamar, el éxito sin precedentes de la plataforma que parece que sucedió hace años cuando, en realidad, es cosa de septiembre de 2021? ¿Tan efímera fue su fama? No ha tardado ni un año en desinflarse, han bastado con unos meses.

    Todo va a una velocidad de vértigo. Queremos que los contenidos sean rápidos, que no nos aburran y que enseguida haya otra ficción con la que poder echar la tarde. En esta cultura del 'usar y tirar' audiovisual quien no corre para subirse al tren queda excluido. Yo recuerdo hablar del final de la temporada 5 de Juego de tronos -aquella de la famosa muerte- durante meses después de que hubiera acabado, enganchando a los amigos que habían tardado un poco más en verla. ¿Podemos volver un poco a aquella época?

    La apuesta de las plataformas para engancharos: series cortas y más velocidad

    Todos estamos agobiados, pero quitarnos el estrés de encima solo depende de nosotros. Las plataformas de 'streaming' están cumpliendo con su función: crear contenidos que nos mantengan enganchados. Ellos solo quieren tener el catálogo más completo para que nunca salgas de él. Cuantas más series y películas veas, mejor. Si no, ¿para qué crees que Netflix ha implementado la función de reproducir a 1,5 de velocidad? 

    El truco de reproducir a más velocidad me parece tremendo. Si tú no eres capaz de ver una serie con el ritmo propio de la ficción, es el fin de la narrativa. Es como comerte una tarta de una sentada para acabar con ella cuanto antes, en lugar de saborearla

    No sé muy bien si las plataformas nos ayudan a sobrellevar esta rueda o si nos hunden más en ella, pero son conscientes de la problemática y, además de incluir ese botón para manipular la velocidad de reproducción, también se están decantando por estrenar más series cortas y miniseries. "Los productores cada vez se dan más cuenta de que tienen mucho más éxito las series más cortas. Las series largas al final son una agonía", reflexiona Medina. Atrás quedaron esas producciones de 16 o 18 capítulos por temporada, ahora cuanto más corto mejor, que hay que pasar a lo siguiente.

    No hay una solución mágica para escapar de esto, pero aquí van algunas ideas: quédate únicamente con una plataforma de 'streaming', dedícate a ver esas grandes series para las que nunca has tenido tiempo, como A dos metros bajo tierra o Mad Men, o escucha únicamente las recomendaciones que tu círculo más cercano te da. El 'streaming' va a seguir siendo un océano de posibilidades, pero si a ti solo te llega una ola de vez en cuando, todo se hace más llevadero. 

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