Corby es una pequeña ciudad del norte de Inglaterra que en los años 80 vio cómo la mayoría de sus recién nacidos presentaban deformidades físicas. Tenía una tasa de bebés con diferencias en sus extremidades diez veces más altas que una ciudad con sus 60.000 habitantes debería esperar. Las madres, que tantas veces se convierten en heroínas de la vida real, se dieron cuenta de que había algo raro y comenzaron un proceso judicial que se alargó durante una década.
Esto es, resumidamente, el caso real que cuenta la nueva miniserie de Netflix, Ciudad Tóxica. Se acaba de estrenar en la plataforma de 'streaming', pero en nuestro país -y en otros 48 más- ya se ha colado en el Top 10 de lo más visto.
Como decimos, Ciudad tóxica se centra en uno de los mayores escándalos medioambientales de Reino Unido. Corby se había convertido en un centro siderúrgico gracias a la planta de producción de Stewarts & Lloyds. En 1981 dejó de ser rentable, por lo que fue cerrada. Durante décadas había estado almacenando residuos tóxicos que tuvieron que ser transportados a un lugar seguro. Para ello utilizaban camiones abiertos, derramando su mercancía sobre la carretera o liberando polvo en el aire. La zona estaba constantemente cubierta de un polvo rojo espeso, llegando a caer sobre las frutas y verduras que se vendían en los mercados.
Los habitantes de Corby ignoraban que su ciudad se estaba llenando de toxinas y siguieron adelante con su vida habitual. Así fue como 18 familias denunciaron haber sido víctimas de estos residuos tóxicos. Ninguna de ellas tenía antecedentes de malformaciones en su familia, pero sus hijos nacieron con las extremidades sin desarrollar. Algunos recién nacidos llegaron a morir poco después de nacer.
Netflix
Jack Thorne es el creador de esta miniserie de cuatro episodios que se ve de un tirón. "No conocía la historia", le dijo Thorne a Tudum -el medio oficial de Netflix-, "Nunca había oído hablar de las personas involucradas y nunca había oído hablar del caso hasta que me lo presentaron [mis coproductores ejecutivos]. Tenía mucho drama, ya sea la historia del juicio en sí o la forma en que estas mujeres se unieron y lucharon juntas".
Esos coproductores que se lo ofrecieron a Thorne son Annabel Jones y Charlie Brooker, creadores de Black Mirror. No sabemos si escucharon hablar de la historia y la desecharon para uno de sus episodios, pero tiene el toque de intriga que siempre dejan las ficciones de este dúo. "Es una historia genuinamente de clase trabajadora. Es una historia de personas que no son parte del sistema y que nunca pensaron que el sistema funcionaría para ellos, trabajando dentro del sistema y [luchando por] el resultado que se merecían", continúa el creador.
Una miniserie impactante sobre una injusticia que nunca tendría que haber ocurrido.