La actriz británica Milly Alcock tenía poco más de 20 años cuando se le ofreció la posibilidad de interpretar el personaje que impulsaría su carrera, pero en su recorrido antes de convertirse en la joven Rhaenyra Targaryen en La casa del dragón ya había tenido la oportunidad de demostrar que era una joven con talento. La intérprete, que ahora tiene 25 años recién cumplidos y acaba de volver a convertirse en la estrella de su propia serie, había trabajado en varias series de televisión con anterioridad no especialmente conocidas pero que le sirvieron para ganar tablas y para darse cuenta de algo que en ese momento le hacía mucha falta: que era buena en algo.
"Sinceramente, era lo único en lo que era buena. Era una estudiante terrible. Me esforzaba mucho, suspendía los exámenes y repetía. Finalmente, dejé la escuela", contaba Alcock recientemente a Boston Herald con motivo del estreno de su nueva serie. "El sistema educativo simplemente nunca funcionó para mí ni para mi cerebro. Descubrí que la actuación era una gran válvula de escape. De niña, tenía muchos sentimientos y no sabía dónde canalizarlos. Sentía que la actuación era un lugar donde podía aportar valor".
Ser elegida para ser Rhaenyra Targaryen fue uno de los grandes momentos de su vida y, cuando pronunció "Dracarys" por primera vez, se le pusieron los pelos de punta, pero, a pesar de sus nervios, fue su Rhaenyra la que logró atrapar al público por primera vez en los comienzos de La casa del dragón, cuando escepticismo ante el primer 'spin-off' de Juego de Tronos estaba en su punto más alto. Tras interpretar a la legítima heredera Targaryen en los primeros episodios, Alcock fue sustituida en el sexto capítulo a consecuencia de un salto temporal y desde entonces el personaje es interpretado por Emma D'Arcy.
Aunque volvimos a ver a Alcock en la segunda temporada de La Casa del Dragón como Rhaenyra a través de flashbacks, la joven británica ya ha separado por completo su camino de la serie de HBO y su futuro es realmente prometedor, puesto que ha sido elegida como Supergirl para la nueva etapa del Universo Extendido de DC en el que trabajan James Gunn y Peter Safran e incluso protagonizará su propia película en solitario.
Sin embargo, para eso habrá que esperar. Ahora, tras un tiempo alejada de las cámaras al margen de aquel cameo, es la protagonista de una nueva miniserie que está arrasando en Netflix: Sirenas.
Una serie completamente diferente a La Casa del Dragón en la que el personaje que interpreta Alcock es absolutamente opuesto al de Rhaenyra Targaryen.
Desarrollada por Molly Smith Metzler para Netflix y protagonizada, además de Alcock, por Meghann Fahy y Julianne Moore, Sirenas es una comedia negra de 5 episodios que ya están disponibles al completo en la plataforma de 'streaming'.
Un fin de semana en una lujosa propiedad frente a la playa: Devon (Fahy) cree que su hermana Simone (Alcock) tiene una relación verdaderamente siniestra con su nueva jefa, la enigmática Michaela Kell (Moore). El estilo de vida de lujo y secta de Michaela actúa como una droga en Simone, y Devon ha decidido que es hora de intervenir. Sin embargo, cuando Devon busca a su hermana para tener una conversación franca con ella, no tiene idea de qué formidable oponente será Michaela.
Recientemente llegada a Netflix, Sirenas ya ha cautivado al público, siendo la serie más popular en Netflix a nivel global en 74 países según los datos obtenidos por FlixPatrol.