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    El mundo es un pañuelo: Una cita de 'First Dates' mejora al descubrir esta inesperada casualidad
    María Garzón
    María Garzón
    -Redactora
    Apasionada de un buen drama y adicta a cualquier comedia romántica, considera que las series y películas no tienen fecha de caducidad.

    Ana y Mario conectaron desde el principio y protagonizaron uno de los momentos más surrealistas del programa.

    El mundo es un pañuelo, y anoche quedó demostrado en First Dates. Hace seis años que tuvo lugar la primera cita del programa de Carlos Sobera y, desde entonces, los espectadores han asistido a momentos únicos e irrepetibles. Sin embargo, hasta ayer no se había dado una inesperada coincidencia que manifestó que el mundo está lleno de casualidades. ¿Te imaginas ir al programa de citas y acabar cenando con el conductor de autobús que te lleva al trabajo? Pues eso mismo le ocurrió a Ana, una malagueña de 57 años, en el programa de ayer.

    Una sonriente Ana aparecía por la puerta. Dispuesta a encontrar al amor de su vida, la malagueña no sabía que su acompañante esa noche le iba a conocer más de lo que pensaba. Ya sea cuestión de destino, o simplemente una casualidad, el programa de citas le había preparado una cena con uno de los conductores de autobús que ve cada mañana al ir al trabajo.

    Hablamos de Mario, quién se quedó sin palabras al ver por primera vez a su cita de esa noche. Y más todavía cuando el impresionado Mario se enteró de que su compañera era también de Málaga. Una coincidencia que provocó la ilusión de Ana y Mario, pero la noche les tenía preparada otra casualidad mucho más inesperada.

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    La atracción entre ambos traspasó la pantalla y se auguraba una de las citas más memorables del programa. Ana y Mario compartían mucho más que su ciudad de origen, como su gusto por los viajes y los cruceros. Sin embargo, lo que no sabían es que todas las mañanas compartían un “buenos días”. 

    La cena iba viento en popa cuando Mario confesó que trabajaba de conductor de autobús. Una risueña Ana se autodefinió como "la niña del autobús", ya que estaba "todo el día cogiendo autobuses. Cojo el 21, el 15, el C2...". La cara de Mario cambiaba completamente para después manifestar que Ana la sonaba, pero no sabía de qué.

    Yo tenía la sensación... O la conocía de algo... Y he acertado, fíjate tú, por el trabajo

    Esta inesperada casualidad hizo que la cita fuera muchísimo mejor. Al terminar la cena, los comensales pasaron al conocido fotomatón. Allí, Mario decidía lanzarse en busca del primer beso. Sin embargo, la malagueña decidió echar el freno "porque estaban en la televisión". 

    Ana y Mario tenían claro la conexión entre ambos, y más tras la sorprendente casualidad. Ambos decían "sí" a una segunda cita, marchándose a conocer Madrid de la mano. ¿Seguirán saludándose cada mañana? ¿O Ana habrá cambiado la ruta para no coincidir con Mario?

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