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    Lars y una chica de verdad
    Críticas
    2,5
    Regular
    Lars y una chica de verdad

    Tamaño natural

    por Miguel Blanco

    Los maniquíes y las muñecas hinchables siempre han sido un tema recurrente en el cine. Se utilizan para mostrar los fracasos amorosos y las taras sexuales de los hombres, obsesionados con su necesidad de aparecer ante el mundo como machos dominantes y viriles. Fue Berlanga quien más lejos lo llevó en 'Tamaño natural', donde un hombre humillado y decepcionado por su rutinaria vida diaria termina obsesionado con su muñeca hinchable,que le permite realizar toda clase de perversiones ocultas que jamás mostraría abiertamente.

    En 'Lars y una chica de verdad', el protagonista, Ryan Gosling, es incapaz de abrirse al mundo. Se relaciona con la comunidad, pero siempre de manera tímida y distante. Vive aislado en su propio mundo. Un día decide comprar una muñeca hinchable y mostrarla al mundo como si fuese una mujer de verdad, su propia novia. La película sobrepasa los límites de lo verosímil. Es una situación que rara vez veríamos en la realidad, pero que la cámara de Craig Gillespie registra con inaudita normalidad, como si Lars tuviera razón y el resto del mundo estuviese equivocado.

    En el fondo, la película es la enésima cinta que trata el tema del individualismo en el cine independiente americano. La vida del individuo aislado, incapaz de comunicarle al prójimo sus secretos más ocultos, sus necesidades vitales. Es una película extraña, rodada sin aspavientos, que incluso puede llegar a parecer cutre, o realizada con descuido, pero que en el fondo no quiere más que acercarse con sencillez a esta situación aparentemente tan estrafalaria que muestra.A favor: Ryan Gosling enamorado de una muñeca.

    En contra: Que le cueste ir más allá de su premisa inicial.

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